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Rajoy: los riesgos de decir no a todo

Los expertos creen que el electorado castiga una oposición sistemática. En el PP admiten que deben explicar más su alternativa

YOLANDA GONZÁLEZ

La Conferencia de Presidentes celebrada el pasado lunes arrojó una imagen que resume le estrategia por la que está apostando el Partido Popular, sobre todo en lo relacionado con la economía. Se trata del rechazo frontal a cualquier propuesta del Gobierno. Pero, en esta ocasión, con una vuelta de tuerca que encierra cierta contradicción.

Los presidentes autonómicos del PP se abstuvieron a la hora de votar una propuesta del Gobierno para abordar la crisis económica. Una batería de medidas entre las que, por cierto, figuraban el 80% de las reivindicaciones en esta materia con las que el partido presidido por Mariano Rajoy había llegado al cónclave autonómico. Al PP no le bastó con que los socialistas hicieran suyos ocho de los diez puntos del decálogo en materia económica que elaboraron los barones regionales conservadores. 'Desde el principio estaba claro que no iba a haber acuerdo posible', reconoce un dirigente conservador.

El partido comparte sin fisuras el boicot a la Conferencia de Presidentes

El PP se había cansado días antes de lanzar pistas sobre cuál iba a ser su postura. De hecho, llegó incluso a debatir sobre la posibilidad de dar un plantón al presidente del Gobierno. 'A nadie le pilló por sorpresa nuestra abstención', explica un presidente regional. 'Ya lo dice Rajoy: somos un partido previsible', completa.

Tampoco el PP se ha mostrado en las últimas semanas muy colaborador en política exterior. Sirvan como ejemplo las críticas a la gestión del secuestro del atunero vasco Alakrana o a la resolución del caso de la saharahui Aminatou Haidar. Para Mariano Rajoy, la política exterior del Gobierno es 'demagógica y ridícula'.

Tras esta política de choque frontal que se le echa en cara al PP desde las filas socialistas descansa la estrategia de Rajoy de no querer tener nada que ver con aquello que cree que desgasta al Ejecutivo. 'Lo que erosiona al Gobierno puede favorecer a la oposición. Es pura política', reconoce un veterano diputado.

'Rajoy no es negativo, no va en su carácter', afirma una diputada del PP

Pero, ¿entraña algún tipo de riesgo esta estrategia? ¿Puede volverse contra el PP?

1.- La hoja de ruta del líder conservador

Santamaría: «El PP pagará la factura si España sale con claridad de la crisis»

El noísmo frente al pactismo

Para el catedrático de sociología y consultor político Fermín Bouza, Mariano Rajoy da 'una imagen tremenda de doctor no'. A su juicio, el líder del PP 'no se mueve autónomamente'. 'Sigue una hoja de ruta demoscópica totalmente errónea que le permite ganar a veces en las encuestas y le hace perder siempre en la realidad'. El sociólogo considera que esta imagen es rechazada por la opinión pública: 'La negativa continua es siempre inquietante', explica.

A juicio de Bouza, 'la sociedad, salvo excepciones, no está tan ideologizada'. 'La gente prefiere colaboración en ciertas circunstancias antes que una oposición sistemática. A veces, en política, lo fácil es irse al no. Y Rajoy es un político perezoso', concluye.

Wert cree que al electorado del PP 'no le sienta mal la posición opositora'

El catedrático de Ciencia Política y presidente de Noxa Consulting, Julián Santamaría, cree que Rajoy está instalado en una estrategia vertebrada en la idea de que, 'cuanto peor le vaya al PSOE, mejor le irá al PP'. Y cree que se está confundiendo. 'Ante la crisis, el PP ha tenido una oportunidad fantástica de demostrar que estaba dispuesto a arrimar el hombro'. En este sentido, recuerda cómo Zapatero, al aterrizar en la secretaría general del PSOE, apoyó a Aznar y le ofreció un Pacto Antiterrorista. 'A él, en particular, no le favorecía, no mejoraba nada la perspectiva de su partido. Lo hizo por el interés común'.

Una de las conclusiones que extrae Santamaría de la actitud del PP de los últimos meses es que, 'a veces, los intereses de partido pueden no ser coincidentes con los generales. Y que, a veces, hay que hacer cierto sacrificio'.

Opinión distinta vierte José Ignacio Wert, sociólogo y presidente de Inspire Consultores, para quien no es ahora, sino durante la legislatura pasada, cuando Rajoy corrió el riesgo de convertirse en el político que sólo sabe decir que no. 'El síndrome del noísmo del PP pudo funcionar cuando algunas iniciativas del Gobierno tenían el respaldo de la opinión pública y no la del PP', explica. A la hora de citar algún ejemplo, recurre al reconocimiento de los matrimonios entre personas del mismo sexo.

Mientras, puertas adentro del PP, nadie comparte que su líder pueda estar instalado en el no permanente. 'Desde que estamos en la oposición se han hecho miles de iniciativas en positivo. Zapatero está instalado en querer hacer de la política económica un frente común contra el PP. No puede decirse que Rajoy es negativo. No va en su carácter', asegura una diputada.

2.- Cumbre de presidentes

El PSOE pierde, el PP también

Si hay algo en lo que se han puesto de acuerdo todos los integrantes de las filas conservadoras en la última semana es en que Rajoy no se ha equivocado con su actitud de no dar su brazo a torcer en la Conferencia de Presidentes. 'Es lo que tocaba. No creo que nadie esperara lo contrario', señala un diputado. Además están convencidos de que su electorado no hubiese entendido 'la foto feliz del acuerdo de todos los presidentes autonómicos del PP junto a los del PSOE y al presidente del Gobierno'.

¿Por qué? La respuesta la da un dirigente que, en su día, integró el denominado sector crítico: 'Después de dos años de discrepancia en cuestiones económicas no es lógico que la solución fuese a encontrarse en una reunión de ese tipo. Sería inverosímil'.

Precisamente, si hay que buscar un culpable de por qué el PP se abstuvo a la hora de votar propuestas que habían sido iniciativa suya, en el PP miran hacia fuera. Concretamente hacia Rodríguez Zapatero. 'En ningún momento convocó a Rajoy ni se nos pasó por anticipado ningún papel. En este contexto, se percibe con demasiada claridad que, por parte del Gobierno, hay un intento de hacer trampa, de jugar con ventaja', apunta un diputado.

Como punto de partida, en el PP se niegan a admitir que entre sus principios esté el del rechazo a cualquier propuesta del Gobierno. 'No se nos puede tachar de desleales. Ahí está el Pacto Antiterrorista, ahí está nuestro apoyo al PSOE en Euskadi, a los decretos ley de las Cajas de Ahorro. Decir que decimos no a todo es mentir', precisan. 'Sobre todo, la misma semana en que el PP se ha comprometido a apoyar todas las gestiones de la presidencia española de la UE', añaden desde el partido.

En el otro lado, el de los estudiosos de la opinión pública y los comportamientos electorales, no tienen nada claro que esta estrategia sea la adecuada. Fermín Bouza cree que este tipo de oposición resta votos al PP. 'Yo le llamo el vértigo de la proximidad a la victoria. En cuanto toman esta actitud, empiezan a perder puntos'. ¿Por qué? 'Porque a la gente no le gusta esa imagen de tremenda dureza contra el Gobierno'.

Mientras, Julián Santamaría añade un matiz: 'Es verdad que a Zapatero le conviene un pacto económico. Pero, en esta ocasión, los intereses de Zapatero se corresponden con los intereses generales'.

El catedrático emérito de Sociología de la Universidad Complutense Juan Díez Nicolás mete a Gobierno y oposición en el mismo saco: 'La opinión pública está harta del y tú más. Si los dos grandes partidos de este país no pueden ponerse de acuerdo en los grandes temas es como cuando las parejas rompen: siempre es culpa de los dos'. 'Es cierto que con esta actitud el PP pierde. Pero también el PSOE', añade.

3.- La estrategia

El peligro de que el ciudadano no te entienda

Dirigentes del PP y algunos de los expertos consultados coinciden en que el principal problema de Mariano Rajoy no está en su oposición frontal a escuchar las propuestas del Gobierno. 'El reto ante el que está Rajoy, y en ello se juega mucho, es el de explicar por qué dice no y cuál es la alternativa que propone', explica un diputado conservador. Otro profundiza en la misma cuestión: 'Más allá de correr el riesgo de presentarse como un político que antepone el interés partidista al general, su problema es otro. Tiene la dificultad de no saber expresar sus prioridades, sus recetas, sus preferencias. Y eso cala en la gente'.

En un sentido similar, se expresa Díez-Nicolás. Para este catedrático, 'el Partido Popular explica peor las cosas que el PSOE. Le cuesta transmitir sus apuestas, trasladar el mensaje'.

Por su parte, Wert pone de relieve la dificultad de extraer una 'regla de oro sobre cuáles son los frutos de una actitud consensualista frente a una actitud opositora'. No obstante, precisa que estamos ante una sociedad consensualista a la que le gusta más el acuerdo que el desacuerdo.

Este sociólogo mantiene que al grueso del electorado del PP 'no le sienta mal que su partido mantenga una posición opositora'. Pero hace una precisión: 'Otra cosa distinta es si ese electorado no echa de menos un mensaje más concreto sobre las alternativas del PP'.

En el partido creen que deben hacer un esfuerzo extra para trasladar su mensaje. 'Hasta la fecha, hay una carencia en la posición de Rajoy como líder de la oposición. No ha sido capaz de transmitir una alternativa de auténtico contenido', resume un dirigente regional.

4.- El futuro

El peligro del efecto bumerán

Mariano Rajoy está convencido de que ha llegado su turno y en las próximas generales de 2012 se convertirá en el nuevo inquilino del palacio de la Moncloa. Primero, porque está seguro de que toca cambio de ciclo político. Y segundo, porque el electorado parece dispuesto a castigar a los socialistas en las urnas por su gestión de la crisis económica. Pero, ¿qué ocurrirá si el escenario varía y la crisis toca a su fin? ¿Puede volverse esta actitud contra el partido?

'De cara a las próximas elecciones generales estamos ante una especie de apuesta muy seria. Los dos dirigentes están apostando. Zapatero, a que la situación mejore de aquí a las elecciones; y el PP, a que no mejore. El que se confunda ha perdido la apuesta', considera Julián Santamaría.

Por su parte, José Ignacio Wert matiza: 'Si España saliese claramente de la crisis, si se produjese una creación sustancial de empleo antes de las elecciones, claro que el PP pagaría la factura y el PSOE recogería la cosecha por haber resuelto una situación económica complicada'. Pero, a su juicio, en este supuesto, el peaje que tendrá que pagar el PP no es porque se le pueda echar en cara el no arrimar el hombro, sino 'por decir que el camino del PSOE para salir de la crisis no era el adecuado'.

En este contexto, el sociólogo sostiene que el partido presidido por Mariano Rajoy está ante un equilibrio 'delicado'. Se refiere al hecho de 'mantener una línea firme de oposición a la política económica del Gobierno y al mismo tiempo no hacer de Casandra, de profeta de la desgracia. El papel del PP es un papel muy antipático'.

Mientras, Fermín Bouza mira más a corto plazo para ilustrar que la imagen que está proyectando Rajoy en los últimos meses está teniendo su coste político. 'Ha tenido unos puntos en las encuestas por encima del PSOE en el pico de la crisis y pronto estará por debajo'.

En el partido conservador no confían en que España salga de la crisis con claridad antes de las generales de 2012. Con este punto de partida como telón de fondo, la mayor preocupación no es el efecto bumerán de una posible recuperación, sino el que el partido esté preparado para gobernar, no para heredar. 'Si la gente no empieza a percibir cuál es nuestra alternativa desde ya, luego no nos van a entender. El problema de la oposición es el de esperar a que escampe sin que el discurso penetre. Hay que hacer un discurso propositivo. Y, a día de hoy, hay pocos mimbres', reconoce un alto dirigente.

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