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El rey aboga por impulsar reformas para salir de la crisis

Pide "cumplir los compromisos en materia presupuestaria y de déficit". Reconoce el "sacrificio" de los afectados por los recortes

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La crisis económica se convirtió un año más en el eje vertebrador del discurso de Nochebuena protagonizado por el rey Juan Carlos. Con una extensión más reducida de lo habitual, el monarca dedicó la práctica totalidad de su mensaje a analizar el "difícil y complejo" 2010 y a marcar las que, a su juicio, deben ser las prioridades para que España enlace la senda de la recuperación económica.

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En un año en el que los ajustes económicos y los recortes sociales han sido la prioridad básica del Gobierno socialista para intentar encauzar la situación económica, Juan Carlos I se alineó con las políticas emprendidas por el Ejecutivo. "Sin un crecimiento adecuado, no crearemos empleo. Y para crecer como necesitamos, debemos proseguir y abordar juntos las reformas necesarias, cumpliendo además nuestros compromisos en materia presupuestaria y de déficit", expresó.

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En este sentido, consideró que la crisis, "más larga e intensa" de lo que se esperaba en un principio, ha puesto de manifiesto en España "desequilibrios y deficiencias estructurales que hemos de resolver juntos con eficacia y prontitud". Se trataba de la primera llamada a la unidad de un discurso plagado de alusiones al trabajo en común. Ya el año pasado, el monarca pidió a Gobierno y oposición "sentido de Estado" para afrontar con éxito los retos del futuro.

Además, recordó que la actual coyuntura ha requerido la adopción de "importantes decisiones por parte de nuestros poderes e instituciones públicas a todos los niveles". Y que no sólo ha ocurrido en España. "A escala europea, ha exigido concertar nuevas iniciativas", dijo.

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El monarca se dirigió en su intervención a quienes han sufrido en primera persona las pérdida de empleo. "Los parados concentran nuestras preocupaciones. Son una prioridad insoslayable. La sociedad española no puede dejar que, especialmente, tantos jóvenes carezcan por más tiempo de un trabajo", completó.

También se refirió a los españoles que "han tenido que cerrar comercios, talleres o negocios". Y a los "asalariados, autónomos, profesionales, empresarios, pensionistas o funcionarios" que durante 2010 han asumido "grandes sacrificios y esfuerzos". Una clara alusión a los perjudicados por el tijeretazo emprendido por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a partir del pasado mayo, que acabó en la congelación de las pensiones y la reducción del sueldo de los empleados públicos y que abrió un nuevo frente entre el Ejecutivo y la oposición.

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Este año, la Casa Real se sumará a los recortes. Será la primera vez que se reduzca la asignación que los Presupuestos Generales del Estado reservan a la Corona. Concretamente se le aplicará una disminución del 5,2%. Se trata, no obstante, de un porcentaje por debajo del recorte de entre el 7 y 9% que, con anterioridad, había avanzado la Corona. Y también inferior al ajuste del 15% previsto para los ministerios. El monarca contará para 2011 con 8,43 millones de euros.

A la hora de citar los elementos necesarios para empujar a España a salir de la crisis, el rey fue muy insistente en la necesidad de "grandes compromisos por parte de todos". En este sentido, animó a los españoles a "mirar más allá, estimular ilusiones y fortalecer capacidades, sabiendo que juntos llegaremos siempre más lejos".

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Por ello, censuró "actitudes", bien individuales o colectivas, "de indiferencia o de egoísmo, que a la postre nos dañan a todos". Estas palabras llegaron cuando no se ha cumplido todavía un mes del plante masivo de los controladores que generó un gigantesco caos aeroportuario. Un escenario que condujo al Gobierno a decretar el estado de alarma, medida que a día de hoy sigue en vigor a fin de evitar nuevos boicoteos.

"Para salir de la crisis y asegurar nuevos horizontes de prosperidad y bienestar, necesitamos unidad, responsabilidad y solidaridad", insistió el rey. Ingredientes que, a su juicio, son los mejores "aliados" para vencer "dificultades" y, además, son "los mismos que han guiado a otros países".

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Incidiendo en esta idea, Juan Carlos I precisó que "nada que valga la pena se consigue sin renuncias y sin entrega". "Es preciso siguió fomentar el ejercicio de grandes valores y virtudes como la voluntad de superación, el rigor, el sacrificio y la honradez. Valores y virtudes cuya ausencia no es ajena al origen de la crisis".

Además, instó a que este ejercicio de responsabilidad cuente "con la acción de nuestras instituciones en el marco de convivencia y estabilidad que asegura nuestra Constitución". Una labor en la que no dejó al margen a "políticos y agentes económicos y sociales".

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Todos, mantuvo, "somos importantes para conjugar voluntades en esta dirección, con generosidad, sentido de Estado y pensando en el interés general". Tras mostrar su convencimiento de la necesidad de "modernizar" el modelo productivo y de generar "mayor confianza para reactivar la economía, proyectando al mundo nuevos ejemplos de vitalidad y de impulso como sociedad", el rey lanzó un mensaje de optimismo. El de que, dado que en otras situaciones se salió con éxito de la crisis, España dispone de "las condiciones y de los instrumentos necesarios para lograrlo de nuevo".

"Somos una gran nación, orgullosa de su pluralidad y diversidad, integrada en la UE, con la que estamos comprometidos y por la que siempre hemos apostado. Un país de personas laboriosas y creativas, con una juventud espléndida, un inmenso y variado patrimonio cultural, modernas infraestructuras y muchas empresas punteras a escala internacional". Por ello, animó a "levantar la cabeza" y "aunar esfuerzos para continuar la faena", conscientes "de lo que podemos avanzar".

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El monarca puso punto final a su discurso navideño reiterando su intención de continuar en activo. "Quiero, una vez más, asegurar que sigo y seguiré cumpliendo siempre con ilusión mis funciones constitucionales al servicio de España. Es sin duda mi deber, pero es también mi pasión".

Su compromiso llega tras un año en el que los rumores sobre su delicado estado de salud se han disparado.

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El apoyo a las víctimas del terrorismo y las llamadas a la unidad y a la cooperación internacional para poner fin a esta lacra son una alusión clásica en todos los discursos de Nochebuena del rey. En el de este año, cuando se espera un inminente comunicado de la banda terrorista ETA que aporte un nuevo escenario en el que se abran vías para el fin de la violencia, el monarca reiteró que “el terrorismo sólo suscita condena y repudio” en quienes defienden “la libertad y la democracia”. “No nos debe faltar determinación para acabar con esta lacra”, añadió en su alocución.

Tampoco faltaron las alusiones a quienes han sufrido en persona las consecuencias del terrorrismo. “Honremos y arropemos con todo nuestro cariño y solidaridad a las víctimas de la violencia terrorista y a sus familias”, subrayó.

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El año pasado, el monarca incluyó en su condena al terrorismo la exigencia a Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI) de la liberación de los tres cooperantes españoles que habían sido secuestrados en Mauritania. Los hechos se habían producido el 8 de diciembre.

También insistió en que “acabar con el terrorismo –desde el imperio de la ley, la acción de la Justicia, la sacrificada entrega de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, y la cooperación internacional– es un objetivo de todos los demócratas en defensa de la libertad y de los más elementales derechos humanos”.

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1. Apoyo a los excluidos
Además de analizar las consecuencias de la crisis económica y la necesidad de poner en marcha todos los instrumentos necesarios para comenzar a caminar por la senda de la recuperación, el monarca hizo un llamamiento a prestar “la máxima atención a los excluidos y marginados”. En este sentido, animó a trabajar “por la igualdad de oportunidades” y en apoyo de los discapacitados.

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