Este artículo se publicó hace 13 años.
Los riesgos de parir en la JMJ
El Samur, saturado con los peregrinos, no atendió a una mujer embarazada
Rabeya Titly, una mujer bangladesí de 31 años, rompió aguas el pasado sábado. Estaba sola en su casa del barrio madrileño de Lavapiés. Su marido, también bangladesí, y su amiga Freya, italiana, corrieron al piso para intentar bajarla y llevarla en coche, pero les resultó imposible a causa de sus dolores.
"Llamé al 112, porque su marido no sabe español", aclara Freya. A continuación, explicó que una mujer tenía contracciones cada tres minutos y que era un parto de riesgo porque venían gemelas y la madre tenía la diabetes muy alta. Por último, Freya añadió que la parturienta era de Bangladesh y dio su dirección. "La doctora del Samur que me atendió contestó que con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) todas las ambulancias estaban ocupadas y me dijo que, como estaba todo cortado, cogiéramos el metro", recuerda.
La madre, diabética, dio a luz a dos gemelas; una de ellas venía de pie
Al ser preguntados al respecto, los responsables de comunicación del servicio de emergencias aseguran que "no les consta" información sobre este caso. Asimismo, el Samur remite a un comunicado de prensa en el que se explica el dispositivo municipal desplegado para velar por los peregrinos: 41 personas, ocho vehículos del Samur Social, 350 sanitarios de Samur-Protección Civil, 32 ambulancias y ocho hospitales de campaña. Lo que no aclara el escrito son las medidas que se adoptarían para evitar que personas en situación de riesgo se quedaran sin servicio.
Rabeya sabía que su parto se podía complicar. No es primeriza, tiene una hija de dos años y trabajó en planificación familiar como informadora y traductora. La insistencia de su amiga en pedir ayuda no sirvió para nada. Con gran esfuerzo y riesgo, bajaron las escaleras hasta la calle. La opción del Metro estaba descartada: durante la semana que duró la JMJ, el servicio estaba colapsado y no era un lugar para trasladar a una parturienta.
Final feliz"La doctora me dijo que cogiéramos el metro", cuenta la amiga que la ayudó
Finalmente, mientras Freya corrió a por su coche, una pareja rumana se le adelantó y llevó a Rabeya y a su marido. "Se dieron cuenta de la gravedad, pero no tengo su teléfono para darles las gracias", comenta la madre. En el centro de Madrid, la Policía les detuvo porque "estaba el papa en la Almudena", pero terminó escoltándoles hasta el Hospital Clínico San Carlos. "Llegué a la una del mediodía y 12 minutos; después nació Mehek", dice Rabeya mostrando el informe médico. Tras el primer alumbramiento, el riesgo se elevó porque la segunda niña venía de pie. Además, los médicos no podían hacer cesárea. Por suerte, Manha vio la luz a los cuatro minutos.
Ahora, mientras mira a las dos pequeñas durmiendo en la cuna, Rabeya comenta que tuvo "suerte". "No denuncio, porque con los inmigrantes siempre pasan cosas así, además todo salió bien", dice, aunque desea hacerlo público porque le ha podido suceder a más personas. Su amiga apostilla que las intervenciones del Samur durante el fin de semana fueron más que numerosas. Ese mismo sábado, este servicio admite haber hecho un total de 1.585 exclusivamente en el aeródromo de Cuatro Vientos, donde acampaban miles de peregrinos.
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