Este artículo se publicó hace 14 años.
Rouco calla ante el 'indulto' del Papa al preservativo
La Plenaria del Episcopado no aborda las palabras del pontífice. El arzobispo de Madrid niega ahora que Ratzinger comparara el "laicismo agresivo" de los años treinta con la situación actual
"Estaremos o no de acuerdo con él, pero lo que está claro es que Benedicto XVI ha logrado cambiar el paso. Ahora, todo el mundo habla de la puerta abierta a los preservativos, y nadie de la pederastia. Y, encima, todos están de acuerdo con el Papa". Así hablaba, en conversación informal, uno de los obispos que desde ayer se encuentran reunidos en la Conferencia Episcopal Española. La Plenaria del Episcopado español era un hervidero de periodistas, corrillos y habladurías. Pese a todo, el mutismo fue casi absoluto y sólo dos obispos apuntaron una breve opinión sobre las declaraciones de Benedicto XVI en el libro-entrevista La Luz del Mundo (que hoy sale a la venta) admitiendo el uso del preservativo "en algunos casos", especialmente en lo tocante a la prevención del sida.
La cuestión, por supuesto, no formó parte del orden del día de la Plenaria, ni ocupó línea alguna del discurso inaugural, pronunciado por el cardenal Antonio María Rouco Varela. Cuestionado sobre el particular, el arzobispo de Madrid no quiso detenerse ante los medios. Tampoco el portavoz, Juan Antonio Martínez Camino, quien curiosamente hace seis años efectuó unas declaraciones similares, defendiendo la estrategia A-B-C (abstinencia-fidelidad-condón) como método para combatir el sida. Al día siguiente tuvo que matizar sus palabras, como en otras ocasiones, echando la culpa a la interpretación de los medios de comunicación.
Sólo los cardenales de Barcelona y el emérito de Sevilla curiosamente, alejados del estilo impuesto por el arzobispo de Madrid hicieron referencia al libro del Papa ante los medios de comunicación. Así, Lluís Martínez Sistach pidió tiempo antes de dar su opinión, pues "hay que leer el libro antes de pronunciarse. Por su parte, Carlos Amigo incidió en que "el Papa habló de casos totalmente excepcionales". Por ello, recomendó leer "detenidamente" el volumen, "porque si no cualquier opinión será una aproximación".
Estrategia de despisteLo que cada vez parece más claro es que las declaraciones del Papa sobre el uso de preservativos, y su publicación el pasado sábado en L'Osservatore Romano (diario oficioso de la Santa Sede) no responden a un despiste, sino a una estrategia bien calculada, cuyo objetivo, conseguido plenamente, fue doble: de un lado, ofrecer una "buena imagen" de la institución y del propio Papa en mitad de los escándalos de pederastia en el seno del clero; del otro, que se dejara de hablar de abusos sexuales.
Según ha podido saber Público de fuentes vaticanas muy cercanas a L'Osservatore, el adelanto editorial del diario vaticano no preveía, en un principio, incluir las opiniones de Ratzinger sobre el condón. Sin embargo, el desarrollo del debate que los cardenales y el Papa mantuvieron el pasado viernes sobre la respuesta de la Iglesia ante la pederastia, en el que muchos purpurados pusieron objeciones jurídicas a la política de tolerancia cero auspiciada por el Papa y el secretario de Estado, Tarcisio Bertone, hicieron cambiar de estrategia.
De este modo, el mismo día en que Benedicto XVI consagraba a 24 nuevos cardenales, el director de L'Osservatore, Giovanni María Vian, recibía instrucciones del entorno de la Secretaría de Estado para incluir la referencia inserta en el capítulo 11 al preservativo. Al día siguiente, y a pesar de que el libro es una iniciativa privada y las opiniones vertidas en el mismo no implican el Magisterio de la Iglesia, sino el pensamiento de Ratzinger, el portavoz vaticano, Federico Lombardi, emitía un extenso comunicado en el que reconocía que las palabras del Papa suponían "un ejercicio de responsabilidad" y que, aunque "no cambian en nada la doctrina de la Iglesia", "nunca antes" se habían escuchado "con tanta claridad en la boca de un Papa".
El "laicismo agresivo"Ajeno a cualquier cuestión de actualidad, Rouco dedicó su discurso a negar que Benedicto XVI hubiera comparado el "laicismo agresivo" de la España de los años treinta con la situación actual, y a culpar del error a los "prejuicios y tergiversaciones" de la prensa. Para Rouco, en el vuelo papal, Raztinger se refirió "al laicismo fuerte y agresivo", pero "sin establecer comparación entre aquel fenómeno histórico y lo que ocurre en la actualidad". De ahí que Benedicto XVI añadiese que el "enfrentamiento entre fe y modernidad, lejos de haber desaparecido, continúa hoy activo en España". Cabe resaltar que el propio arzobispo de Madrid, al día siguiente de estas declaraciones, concluía que en España existía dicho laicismo agresivo.
En todo caso, Rouco habló de una España "ambientalmente paganizada", en la que los católicos viven más o menos dispersos", y que está "muy marcada por el secularismo".
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