Este artículo se publicó hace 14 años.
Rouco Varela se compromete a rebajar sus críticas al Gobierno
El líder de los obispos y el presidente se reúnen tras la polémica sobre el aborto
El presidente de la Conferencia Episcopal, Antonio María Rouco Varela, se ha comprometido a no criticar públicamente al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. En mitad de la ofensiva de los obispos contra el Ejecutivo socialista a cuenta de la reforma de la Ley del Aborto, la futura Ley de Libertad Religiosa y la crisis económica, Rodríguez Zapatero recibió hace unos días al arzobispo de Madrid.
El encuentro fue "breve, discreto y amable", según explicaron a Público, de forma extraoficial, fuentes cercanas al mismo. A la reunión también acudió la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, designada por el propio Zapatero para encargarse de las relaciones con la Iglesia católica, tanto en España como ante el Vaticano.
Rouco Varela se comprometió a "bajar el diapasón" de la crítica al Ejecutivo, una vez concluida la polémica suscitada por el aborto y las amenazas de excomunión vertidas por el portavoz de los obispos, Juan Antonio Martínez Camino, a los políticos católicos que apoyaron la nueva ley.
El objeto del encuentro, solicitado por el propio cardenal, fue debatir, y consensuar, algunos aspectos de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que traerá al Papa a Madrid en 2011.
Al arzobispo le preocupaba su financiación (el Estado pagará buena parte de la logística, seguridad, limpieza, sanidad y gestión de la comunicación del evento, que ya ha sido declarado de "especial interés", lo que supondrá beneficios para las empresas que colaboren con el mismo), y la cuestión de los visados del extranjero. De hecho, la Iglesia está especialmente inquieta por los jóvenes que lleguen de Latinoamérica (sobre todo de Cuba o Venezuela) y de África.
Inmigrantes ilegales en la JMJEl Gobierno no quiere que la JMJ se convierta en una gran puerta de entrada de inmigrantes sin papeles a la UE, y la Iglesia se ha comprometido a dar toda la información posible, y a tiempo, a las autoridades. Los organizadores de la jornada han asegurado a este diario que la cuestión de los visados "está solucionada" y que se está trabajando directamente con los ministerios del Interior y Asuntos Exteriores.
Fuentes de la Moncloa, que no quisieron confirmar ni desmentir este encuentro, sí apuntaron extraoficialmente que entre las claves del mismo no se encuentra el viaje papal, sino la necesidad de recomponer las relaciones entre el Gobierno y la Iglesia.
El Ejecutivo mantiene una relación más que cordial con la Santa Sede (en buena medida gracias al trabajo del embajador Francisco Vázquez), y espera que, al menos, no se produzca una agresión por parte de los obispos. La cuestión de la clase de Religión, el pacto educativo y, sobre todo, la futura Ley de Libertad Religiosa se presentan como los próximos puntos que pueden generar conflictos.
En este sentido, sí que parece que del encuentro salió un compromiso de "lealtad". Así, en la partida de ajedrez entre Iglesia y Gobierno, Rouco y Zapatero han llegado a un pacto. Sólo resta esperar que el resto de peones, alfiles y torres hagan lo propio y tampoco se agredan verbalmente.
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