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Rubalcaba pisa el acelerador y pide el voto para "asegurar la paz"

Patxi López y Ramón Jáuregui insinúan que el final del terrorismo de ETA podría torcerse si gobierna el PP

GONZALO LÓPEZ ALBA

La recta final 'está todavía por correr', según Rubalcaba, pero el candidato del PSOE ya pisa el acelerador. El impacto anímico de su cara a cara con Rajoy, sumado al de la demostración de fuerza con que arrancó la campaña en Dos Hermanas (Sevilla), ha llevado al PSOE a la conclusión de que está consiguiendo arañar votos a la abstención, hasta el punto de que en su equipo se cree que, si es que no lo ha logrado ya, está cerca de alejarse definitivamente del fatídico listón de los 125 escaños en que se fijó su suelo electoral en el año 2000.

La impresión dominante es que, gracias a una campaña planteada sustancialmente 'hacia adentro', se está logrando movilizar a 'los nuestros', la clave para que, si el día 20 se consuma la derrota, Rubalcaba pueda asumir el control del partido y el liderazgo de la oposición.

Los socialistas vascos apelan también al voto de los nacionalistas

Por lo pronto, para mayor entusiasmo de su equipo, en Burgos ayer se le quedó pequeño el aforo de 1.500 personas del polideportivo donde habló y se tuvo que habilitar una sala anexa para los que no podían entrar.

No será por falta de esfuerzo y empeño. Rubalcaba protagonizó ayer tres mítines en otras tantas provincias. Hará otros tripletes, pero lo llamativo del de ayer fue la inclusión a última hora de Vitoria en un programa en el que originalmente sólo figuraban Pamplona y Burgos. Y, estando en Euskadia donde volverá el día 15 y Navarra, no podía dejar de hablarse del anuncio del final del terrorismo de ETA y del protagonismo del exministro del Interior.

Empezó Ramón Jáuregui, ministro de la Presidencia y cabeza de lista por Araba; siguió el lehendakari, Patxi López; y acabó el propio Rubalcaba. 'Pido el voto a los vascos, decía Ramón, para asegurar la paz', confirmó el candidato tras escuchar a sus teloneros, en presencia de toda la cúpula del socialismo vasco y de la viuda de Fernando Buesa, con la que protagonizó un largo y emotivo saludo. Argumentó que la paz es un bien en sí mismo, pero también 'una condición necesaria' para el crecimiento económico.

El candidato del PSOE endurece sus críticas a Rajoy y lanza guiños a UGT

Jáuregui, que pertenece al círculo de colaboradores directos de Rubalcaba, había pedido el voto al candidato del PSOE 'para hacer irreversible la paz'. 'De acuerdo, olvidemos el pasado. [El final del terrorismo] es mérito de todos, pero tengo el derecho a preguntar qué es lo mejor para este tiempo nuevo en Euskadi, y es Alfredo', afirmó. Con esa argumentación de fondo, quien fue vicelehendakari del Gobierno presidido por el peneuvista José Antonio Ardanza y precursor del vasquismo en el PSE, no dudó en hacer extensivo su llamamiento 'a los votantes nacionalistas'.

Premeditado o no, hubo reparto de papeles. Si Jáuregui apeló a los nacionalistas, Patxi López cargó contra Mariano Rajoy porque, aunque ha reconocido que el desestimiento de ETA llega sin concesiones políticas, 'no tiene ni siquiera la gallardía de rectificar y pedirnos perdón por los insultos, por decir que traicionábamos a los muertos'. Al igual que el ministro, el lehendakari abonó la idea de que el final que parece encauzado podría torcerse con un Gobierno del PP. Lo hizo al subrayar la trascendencia de que en Vitoria y Madrid haya gobiernos capaces de 'colaborar para asentar el nuevo tiempo de paz', y, según añadió, 'no es lo mismo Rubalcaba que Rajoy, nipara Euskadi ni para España'.

Hecha la sustancia de la reivindicación por otros, pudo Rubalcaba presentar un perfil más institucional, insistiendo en la necesidad de mantener la guardia alta 'cuidado con descuidarnos' y de preservar la memoria de las víctimas 'las víctimas, siempre las víctimas'. Pero, ayer, también se permitió un desahogo al referirse a la tercera pata de la estrategia a seguir: la unidad de los demócratas, 'por la que tanto hemos tragado'.

En Pamplona, donde fue presentado como 'el que ha conseguido acabar con la violencia terrorista', tuvo Rubalcaba otro desahogo. 'Aquí esta-mos hoy, completamente libres y con vuestros fueros intactos', pudo proclamar después de tantas acusaciones de la derecha imputando al Gobierno de Zapatero la pretensión de 'vender' Navarra. Entre quienes hablaron antes que él estaba Juan Moscoso, cabeza de lista al Congreso e hijo del ex fiscal general del Estado Javier Moscoso, que fue uno de los representantes del Gobierno durante el fallido proceso de paz.

El homenaje de los suyos llegó hasta Burgos, 'una provincia que ha sufrido mucho el terrorismo de ETA'. Allí, el secretario regional, Óscar López, fue más escueto, pero no menos contundente: 'Gracias, Alfredo'.

Rubalcaba aprovechó que en el acto celebrado en Pamplona estaba el secretario general de UGT en la comunidad foral para buscar públicamente la complicidad con el sindicato. El candidato del PSOE agradeció la presencia del dirigente sindical 'por razones de proyecto político'.

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