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'Rubaljoy' el poderoso

 

 

ANTONIO BAÑOS

No queríais liderazgo? Pues tomad dos tazas. Porque hoy en día, los que mandan vienen de dos en dos. La política anticrisis se parece mucho a una buddy movie, esas películas de Hollywood en las que la acción la soportan dos colegas, generalmente de carácter opuesto. Cameron y Clegg, Papandreu y la deuda, Berlusconi-Bossi y, claro está, el fenómeno Merkozy. La reconversión del eje alemán en una sitcom al estilo de Los Roper es el verdadero must de la temporada. Merkel y Sarko, enemigos íntimos, son un amor. Ella tan casera y práctica y él tan soñador. Ante este panorama, uno no puede dejar de pensar en la conurbación Rubaljoy, esta versión local del lidermix conocida también como bipartidismo asfixiante. Edward Bernays era sobrino de Freud y fue el inventor, por así decirlo, de las relaciones públicas.

Su aplicación del inconsciente al discurso político fue impagable. Como ejemplo, tenemos su libro de 1928, Propaganda. Allí desarrolla el interesante concepto del Gobierno invisible: 'Hemos permitido de buen grado que un Gobierno invisible filtre los datos y resalte los asuntos más destacados, de modo que nuestro campo de elección quede reducido a unas proporciones prácticas'. Es decir, para simplificar la complejidad del mundo, los políticos reducen a los candidatos, los problemas y las posibles soluciones a un número limitado. Que haga creer a la gente que la elección será sencilla y entre dos opciones. Opciones que, aunque parezcan opuestas, son siempre complementarias, pues participan ambas de la necesidad de un oponente para dar verosimilitud de variedad a la agenda única. Nuestro particular Gobierno oculto se encarna fetén en este golémico concepto llamado Rubaljoy. Vamos a descomponerlo en sus partes para analizarlo más a fondo.

El rostro impasible de Rajoy encarna la presencia sin opinión

Por un lado está Mariano, el insaciable lector del Marca, el hombre que estudia mil palabras en inglés para lucirse ante Obama. Es obvio que no es un hombre de confrontación. Tiene sin duda en su biblioteca el clásico de Bruce Lee, El arte filosófico de defensa personal, donde se puede leer: 'Es mejor aprender cómo aguantar que aprender cómo luchar'. Por eso su rostro impasible encarna lo mejor de la política del siglo: presencia sin opinión. Contingencia sin discurso. Los jesuitas podrán estar orgullosos de él, pues sigue a pies juntillas la recomendación de San Ignacio: 'En tiempo de tribulación, no hacer mudanza'. Aunque esta sea hacia la Moncloa.

Hay una interesante película de Robert Redford llamada El candidato que fue dirigida por Michael Ritchie en el año 72. En ella, el Partido Demócrata intenta convencer al guapetón protagonista para que se presente a senador. Ante sus reticencias, el asesor electoral le pasa un papelito para que lo guarde durante toda la campaña. Hay una sola frase: 'You loose'. Perderás. Esa es la garantía necesaria para poder presentarse con el objetivo de ganar méritos dentro del partido. A menudo me pregunto dónde llevará guardado Rubalcaba el papelito que anticipa su derrota y, por tanto, le libera de toda responsabilidad electoral. Y digo electoral porque su gran problema es que pertenecía a un Gobierno de largo recorrido que, entre la confianza y el pasmo, se hundió en esta crisis de la que ustedes ya habrán oído hablar. Por ello, a Rubalcaba le está pasando lo que los ajedrecistas llaman el síndrome de Kótov, descrito por el gran maestro homónimo. Se trata de que, ante una situación difícil, el jugador se bloquea buscando una brillante solución. Pero pasa su tiempo y al final, se ve obligado a mover pieza de cualquier manera para salir del paso. El PSOE, contracturado por la crisis durante toda la legislatura, prueba ahora a lanzar una sonora batería de propuestas ante la inevitable pregunta: ¿Si eran tan buenas, por qué no se aplicaron antes?

Cuando todo esto haya pasado, Rubaljoy y Merkozy quedarán para hacer una cenita y hablar de la moda periférica por los gobiernos de concentración. Uno de esos que Papandreu anda buscando como loco y que pueden llegar a ser tendencia en la España de primavera verano.

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