Este artículo se publicó hace 12 años.
"El 1-S Gitano es una reacción ante un momento especialmente grave"
Ramírez Heredia preside la Unión Romaní, probablemente la entidad que agrupa al mayor número de gitanos españoles
Juan José Téllez
"El 1 de septiembre es una reacción espontánea de algunos gitanos españoles, en un momento especialmente grave que está atravesando nuestra comunidad en Europa, también en España. Frente a esto, algunos gitanos y gitanas han visto oportuno hacer una concentración que de alguna manera constituya una voz de alarma para que la sociedad en su conjunto reaccione ante lo que está pasando", resume Juan de Dios Ramírez Heredia.
Se refiere al día de hoy, elegido como una fecha de movilización internacional de los gitanos de medio mundo, desde Brasil a Rumanía pasando por España: "Van a venir muchos gitanos de otros países europeos, enterados del 1 de septiembre gitano español, y que pretenden poner de manifiesto el carácter universal de nuestra comunidad, formada por algo más de 14 millones de personas por todo el mundo".
Fue el primer diputado gitano de la historia de España. Ramírez Heredia (Puerto Real, Cádiz, 1942) ejerció como profesor, antes de dedicar media vida a representar a su pueblo, tanto en el Congreso de los Diputados, primero con UCD y luego con el PSOE, hasta el Parlamento Europeo. Autor de Nosotros los gitanos, uno de los primeros libros en que su etnia reflexionaba en primera persona, Ramírez Heredia preside la Unión Romaní, probablemente la entidad que agrupa al mayor número de gitanos españoles.
"En términos generales -explica- la situación es muy grave y alarmante, especialmente en países centroeuropeos, donde el ascenso de la extrema derecha es sofocante. Cuando yo era eurodiputado, dicha corriente era representada por Jean Marie Le Pen, que tenía veinticinco parlamentarios; en estos momentos, en la Eurocámara hay 57 diputados de extrema derecha que constituyen un grupo tan numeroso y con postulados tan claros que no difieren nada de la doctrina nazi. Son parlamentarios que ponen en práctica iniciativas absolutamente racistas en el ámbito de la expulsión de inmigrantes de los países europeos, de la limpieza racial".
"En Hungría hay un partido de extrema derecha peligrosísimo que infunde miedo a los propios húngaros pero que ha obtenido una representación importante. En la República Checa, a pesar de los avances y del respeto que mostró hacia el pueblo gitano su anterior presidente, sigue practicándose la esterilización de las mujeres gitanas para impedir que nazcan más niños de nuestra sangre. En Eslovaquia se está llevando a cabo una razzia con los gitanos", afirma.
"Y en lo que es el ámbito de nuestra civilización occidental no podemos perder de vista a Italia y Francia. En Italia la persecución no ha terminado porque el señor Berlusconi haya dejado de ser presidente. En la propia judicatura se están cometiendo verdaderas barbaridades porque algunos gitanos no encuentran respuesta a sus problemas en el marco del estado de derecho. En Francia, por desgracia, todos somos conscientes de la política represora que se está llevando a cabo contra los gitanos rumanos y búlgaros. Insisto, vivimos un momento alarmante, peligroso del que la sociedad mayoritaria debe tener conocimiento".
"Las mafias rumanas no son gitanas"Sin embargo, Ramírez Heredia entiende que el caso español no es tan extremo, pero no conviene bajar la guardia: "Gracias a dios en España no hemos llegado a esos niveles de persecución y marginación tan violentos, pero el refrán es sabio, así que cuando veas las barbas de tu vecino pelar, pon las tuyas a remojar. Yo espero, confío, en que el pueblo español es suficientemente inteligente para no llegar a esos grados tremendos de persecución a los que me refiero, pero debemos estar en alerta. Temiendo estoy que en un momento determinado surja algún conato de partido que intente capitalizar de alguna manera el descontento de algunas capas sociales y el comportamiento racista que anida en el corazón de los seres humanos. Superarlo es cuestión de voluntad, de principios, de educación y cultura".
"Las mafias rumanas no son gitanas, lo que ocurre es que a los gitanos se nos ve"
Si bien buena parte de la población gitana autóctona ha hecho uso de sus derechos democráticos y ya forma parte plena de la sociedad española en su conjunto, otros colectivos han vuelto a levantar campamentos y chabolas que muchos ya creían superados: "Los gitanos portugueses fueron en un momento el escaparate de lo que representaban en nuestro país aquellos gitanos distintos, gitanos no conocidos, excepción hecha de las provincias limítrofes con Portugal y especialmente Huelva, donde su presencia siempre fue frecuente. Los gitanos rumanos, ¿constituyen un problema? Depende de como le queramos llamar pero hay que ser objetivos a la hora de cuantificar el supuesto problema. La población rumana en su conjunto supera en nuestro país las 600.000 personas, incluso algunos piensan que ya han superado ya los 700.000, y sin embargo los gitanos rumanos no llegan a 50.000, que es una cifra importante pero relativa".
Desde su punto de vista, no cabe generalizar: "Existen comportamientos incívicos y delictivos que se achacan a los rumanos, pero habrá que recordar que los grandes delitos que se atribuyen a los oriundos de dicho país no los cometen los ciudadanos gitanos rumanos, sino las mafias rumanas, los grupos paramilitares rumanos procedentes del antiguo régimen de Ceaucescu. Las mafias rumanas no son gitanas. Lo que ocurre es que a los gitanos se nos ve, como me dijo hace mucho una parlamentaria inglesa que era amiga mía".
"La mendicidad, en gran medida, está perjudicando a los gitanos españoles porque aquí, ese tipo de prácticas desapareció hace años. Ahora se ve pidiendo a gitanos que son jóvenes, ellas especialmente, y eso crea en la sociedad una sensación de alarma o como mínimo de descontento pero también de generalización de un estereotipo, hasta el punto de que se les identifica con el crimen en su conjunto".
DispersiónLa dispersión de gitanos rumanos y búlgaros por el resto de la Unión Europea ha motivado, sin mencionarlo expresamente, moratorias a la hora de aplicar la legislación Schengen a dichos países tras su adhesión comunitaria: "Llegan como consecuencia de una política represiva que sufren en sus países, pero también llegan por el hambre y la miseria en la que viven, en la marginación más absoluta. Alguien tendrá que escribir algo sobre el desarrollo de los gitanos en los países de los antiguos países comunistas. Yo fui el primer engañado al creer que bajo aquel régimen había desaparecido el analfabetismo, la marginación, el hambre y la miseria extrema, o la falta de formación. La libertad nos enseñó que también en aquellos países el olvido se había cebado con la comunidad gitana. Allí, hoy, los gitanos no sólo ocupan el último lugar en la estratificación social, en la miseria más absoluta y sin posibilidad de alcanzar un grado importante".
"Rumanía y Bulgaria, son dos naciones con una población gitana inmensa. En Rumanía se dice que, los datos oficiales no concuerdan, hay una población gitana de tres millones de personas, el 10% de la población. Es un censo enorme. Como ejemplo, cabe citar que la población gitana de Andalucía está en el 4%, con un ceso global de 350.000 gitanos, que en rigor significa el 50% de la población gitana española. Se nos ve porque somos muchos. En Rumanía, aún más. Y mucho más en Bulgaria porque es un país muy pequeño y hay 600.000 gitanos. En países donde la población es tan grande y al mismo tiempo tan pobre es lógico que estas criaturas quieran ir a sitios donde tengan garantizado mayores derechos o mayores posibilidades la subsistencia".
Desde su punto de vista, el principal problema que aqueja a los gitanos españoles sigue siendo el de la lucha contra el analfabetismo, pero el perfil de dicho segmento social es hoy muy diferente al de tres décadas atrás: "Pretender lo contrario sería mentir y falsear la realidad. No vivimos como hace treinta años, ni muchísimo menos. Hay un dato que no está suficientemente contrastado. Se calcula que la población universitaria gitana en España roza las 300 personas. Todavía es poco, pero es que en 1977 partíamos de un índice de analfabetismo del 80% de la población gitana, mientras que el otro 20% se correspondía en términos pedagógicos con los llamados alfabetos, esto es, aquellos que saben leer y escribir tan sólo pero con dificultades".
"Ese índice ha bajado ya del 30%, que sigue siendo un dato importante, pero que se corresponde con una población del 100% y que necesita del transcurso de tres generaciones para acabar con esta lacra.
La transformación de España no sólo ha llegado a los ciudadanos payos y a los gitanos. La constitución constituye la garantía fundamental de que nuestros derechos deben ser preservados. La casa de Santa María no se hizo en un día. Pero es complicado exigir la concreción de todos esos derechos".
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