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Una sanidad de referencia mundial

El incremento del gasto sanitario, la optimización de recursos y la reducción de la espera hicieron del sistema un modelo envidiado

 

VANESSA PI

Se dice de él que es el mejor del mundo. El Sistema Nacional de Salud (SNS) no es el que dispone de más dinero, pero sí el que, a tenor de los resultados, mejor aprovecha sus recursos. En eso se fijó el presidente de EEUU, Barack Obama, cuando, en 2008, en plena elaboración de su reforma sanitaria, invitó al entonces ministro de Sanidad, Bernat Soria (PSOE), a explicarle sus claves de la eficiencia. Y es que, aunque gasta tres veces menos que Estados Unidos, la sanidad española sí es universal y gratuita.

De 2000 a 2009, la inversión en sanidad pasó de representar el 5,18% del PIB al 6,63% El SNS ha pasado de financiarse con 32.673 millones de euros en el año 2000 a 69.846 millones en 2009, el último año del que se dispone este dato. En porcentaje respecto al PIB, en esos años el aumento fue del 5,18% al 6,63%. El incremento se disparó a partir de 2004. Entonces, el gasto sanitario representaba el 5,49% del PIB, un punto y 14 centésimas menos que en 2009. Si bien hay que tener en cuenta que en 2009 el PIB se contrajo a causa de la recesión económica, en 2008 el gasto sanitario ya representaba el 6,12% de este.

El aumento en la inversión en la sanidad pública se ha visto reforzado en las últimas legislaturas por políticas de restricción del gasto innecesario, alentado por un déficit que se calcula en unos 15.000 millones de euros. Así, el año pasado se consiguió reducir, por primera vez, el gasto farmacéutico. En 2009 se destinaron a esta partida 12.505 millones de euros; en 2010 se gastaron 12.211. Fue a partir de 2004 cuando la inversión en recetas médicas (el SNS paga el coste íntegro de las de los jubilados y el 60% de las del resto de pacientes) empezó a crecer a menor ritmo. El Gobierno aún pretende ahorrar unos 2.000 millones de euros más con la prescripción de los medicamentos más baratos, una medida que entró en vigor el martes pasado.

Por primera vez desde que se contabiliza, en 2010 descendió el gasto farmacéutico  Uno de los hitos que han llevado a la sanidad española a alcanzar una popularidad sin precedentes a nivel mundial ha sido la gestión de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). El buen funcionamiento de la compleja estructura ha llevado a España a mantener año tras año su récord mundial en la tasa de donantes y de trasplantes. Por ello, el modelo español se extendió el año pasado a toda la Unión Europea, en el semestre de presidencia comunitaria de España. Ese mismo año, la ONT recibió el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional.

Por otro lado, en los últimos años, el Gobierno central ha apretado las tuercas a las autonomías, con las competencias en sanidad transferidas, para mejorar la atención al paciente en cuestiones tan básicas como la reducción de las listas de espera. Diversos pactos adoptados en el Consejo Interterritorial de Sanidad han permitido que la media estatal de días de espera para someterse a una intervención quirúrgica haya disminuido de 74 días en 2004 a 67 al fin de 2009. Los últimos datos de que dispone el Ministerio de Sanidad corresponden al mes de junio de 2010. Entonces, la espera era de 61 días.

 El pacto de Estado por la sostenibilidad del sistema fue roto en 2010 por el PP y CiUOtro de los hitos conseguidos en la última legislatura ha sido paralizar la directiva comunitaria que avalaba en cierto modo el turismo sanitario. España, país turístico y donde residen algunos meses del año miles de jubilados de Gran Bretaña y Alemania, consiguió que el país donde reside el viajero asuma el gasto de las intervenciones que reciba. Evitó así que los europeos puedan elegir médico a la carta en cualquier país de la Unión. España hubiera sido uno de los destinos preferidos, lo que hubiera supuesto unos 2.000 millones de euros al SNS, según cálculos del Gobierno.

Pero mientras de puertas afuera la sanidad pública española era elogiada, en el Parlamento, la mayoría socialista no conseguía que el pacto por la Sanidad, un acuerdo de todas las fuerzas parlamentarias para garantizar su sostenibilidad, saliese adelante. El PP y CiU saltaron del barco justo cuando este iba a llegar a puerto, tras dos años de travesía. Mientras, los dos grandes feudos del PP, Madrid y el País Valencià, importaban el modelo de gestión privada de la sanidad pública. Una especie de alquiler de hospitales que en Reino Unido se ha demostrado que, a la larga, sale más caro. Sin pacto de Estado, el Gobierno que salga de las urnas podría impulsar, si así lo deseara, un cambio en aspectos tan cruciales como la financiación de la sanidad. El copago, al que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se ha cerrado en banda, podría llegar a aprobarse si así lo decidiera una mayoría parlamentaria.

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