Este artículo se publicó hace 12 años.
"Tengo seis grapas y una brecha de siete centímetros por defender mis derechos"
La actuación policial durante las manifestaciones en solidaridad con los alumnos del instituto Lluís Vives despierta la polémica
Andrea Pérez, universitaria en segundo año de magisterio, tiene seis grapas en la cabeza en una herida de siete centímetros de largo, y todo por solidarizarse con los alumnos del instituto Lluis Vives. Los estudiantes de este centro salieron a la calle el pasado miércoles para protestar contra los recortes en educación, que están causando cortes de luz, calefacción y falta de material escolar en muchos institutos del País Valencià.
Tras dos días de protestas y de duras actuaciones policiales, Andrea, junto a cientos de valencianos, decidió manifestarse, el pasado viernes, "escandalizada e indignada por la vergonzosa situación".
La marcha fue conducida por la policía. "Nos dirigimos a la comisaría de Zapadores donde, una vez en la calle, nos encerraron sin permitirnos la salida", cuenta. Una vez allí, según relata Andrea, fueron retenidos por los agentes, divididos en grupos y algunos de ellos detenidos, "sin razón alguna y cargando contra aquellos que intentaban defenderlos".
En este vídeo, grabado por uno de los manifestantes, se puede ver a Andrea, ya herida, escoltada por un agente para ser conducida al hospital (minuto 0:20).
Andrea explica que varios jóvenes menores de edad sufrieron ataques de ansiedad en unos momentos que califica de "angustiosos". "Entre tanto jaleo y tanto caos yo me caí al suelo y, al intentar levantarme, sentí un fuerte golpe en la cabeza. Me incorporé y los oídos comenzaron a pitarme, todo me daba vueltas, no podía andar, así que me toqué la cabeza y vi que estaba sangrando. Un policía me había dado un porrazo en la cabeza mientras estaba en el suelo", recuerda.
El novio de Andrea y un amigo fueron detenidos cuando trataron de defenderla, lo que les valió varios golpes, "además de vejaciones e insultos por parte de los policías". "Llevo seis grapas y una brecha de siete centímetros por manifestarme pacíficamente por mis derechos, además de un buen susto porque podría haber sido peor", resume.
En cuanto a si continuarán reivindicando sus derechos, Andrea lo tiene claro. "No somos delincuentes los que salimos a las calles, somos estudiantes, padres, madres, profesores, personas preocupadas por nuestro futuro", afirma. Por eso, ante la "degradación de la educación pública", Andrea tiene su receta: "No tenemos que rendirnos".
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