Este artículo se publicó hace 13 años.
Los sindicatos vuelven a influir en el Gobierno
El acuerdo refuerza la posición de UGT y CCOO como interlocutores, según varios analistas.
Ha sido una negociación dura y difícil, con días en los que la falta de entendimiento era tal que sólo la pura voluntad de llegar a un acuerdo impedía dar el portazo, pero al final llegó el pacto. Un acuerdo que ha devuelto a los sindicatos parte de la influencia perdida, que ha dado oxígeno al Gobierno y al PSOE que ya no tiene que llegar a las elecciones enfrentado a las centrales sindicales, y que ha permitido que el nuevo presidente de la CEOE pueda presentar resultados ya en su primera interlocución.
Pero quienes estaban en una auténtica encrucijada con las pensiones eran los sindicatos. Tras una huelga general que tuvo un éxito desigual y no consiguió frenar la reforma laboral, UGT y Comisiones Obreras se encontraron con que tenían que optar por las movilizaciones sin garantías o por sentarse a la mesa de negociación y demostrar que, a pesar de la campaña de acoso, no eran organizaciones acabadas. Escogieron el posibilismo.
Inurrieta: "El Gobierno salva la cara y los sindicatos también"
La negociación ha dado sus frutos: aceptables para algunos y muy deficientes para otros. No falta quien elogia la responsabilidad sindical y los que aseguran que su apoyo al Gobierno en esta reforma es una "traición" a los trabajadores.
Independientemente de la valoración sobre la reforma, los sindicatos han recuperado protagonismo incluso por delante de los partidos políticos y han reivindicado el poder del acuerdo. Siempre con el permiso de los mercados porque, como explica uno de los participantes en la negociación, si la prima de riesgo no hubiera estado contenida en este tiempo, probablemente el Gobierno no habría aceptado flexibilizar sus márgenes.
El resultado es "un acuerdo bastante razonable, en el que hay cierta reducción en la pensión media, pero si el mercado de trabajo mejora y suben los salarios el efecto es neutro", según el economista Alejandro Inurrieta, que considera que "el Gobierno salva la cara y los sindicatos también".
Zubiri: "Han tenido miedo a no poder movilizar y quedar al margen"
Para el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Salamanca Rafael Muñoz de Bustillo, los sindicatos han jugado "un papel positivo haciendo de la necesidad virtud y frente a la posición radicalmente conservadora del Ejecutivo han servido para suavizar algunos de los aspectos más dolorosos de la reforma, como aumentar las posibilidades de jubilación a los 65 o las cuestiones relacionadas con cuidado de hijos y becarios, aunque en este último apartado creo que es de justicia que se hubiera ido más lejos".
Sin embargo, no hay unanimidad al valorar el papel desem-peñado por los sindicatos en la negociación. Ignacio Zubiri, catedrático de Hacienda Pública de la Universidad del País Vasco, considera que han demostrado que "no tienen fuerza. Han tenido miedo a no poder movilizar a la sociedad y quedar al margen. Eso hubiera sido letal. Los sindicatos han avalado unas medidas regresivas a cambio de garantizar su protagonismo". "¿Qué sentido tiene que se mantengan como interlocutores sociales cuando su poder es nulo y avalan medidas perjudiciales para los trabajadores?", se pregunta Zubiri.
No es fácil la posición de los sindicatos. Han recibido críticas de parte de la izquierda, que no entiende que hayan aceptado traspasar las líneas rojas. Los líderes de UGT y CCOO defienden el pacto, como también lo hicieron durante la negociación cuando altos cargos del Gobierno, fundamentalmente del área económica, intentaban boicotearlo por entender que los mercados verían con mejores ojos una reforma dura, según explican fuentes de la negociación. Mientras el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, tendía puentes con los agentes sociales, las discusiones más duras eran con la vicepresidenta económica, Elena Salgado, que "llegaba con la hoja de cálculo" porque el compromiso con la Unión Europea es que el gasto en pensiones no supere el 13% del PIB en 2040. Y cada vez que embarrancaban sin solución, cena en la Moncloa.
De la Rocha: "La posición del ministro de Trabajo sale reforzada"
Manuel de la Rocha, diputado socialista, destaca que con el pacto alcanzado "hay una apuesta por los acuerdos sobre las reformas frente a la posición de reformas sin acuerdo por la que apostaba una parte del Gobierno. En este sentido, se refuerza la posición del actual ministro de Trabajo dentro del Gobierno". El director de Estudios de la Fundación 1º de Mayo, Bruno Estrada, señala que se refuerza el poder de negociación de los sindicatos y se aleja el escenario del conflicto social que nadie quería asumir.
"El problema demográfico de las pensiones era tan obvio que hasta los sindicatos lo han visto", señala un experto cercano a la negociación. Las proyeccio-nes demográficas apuntan a que el número de jubilados se duplicará en un plazo de 40 años y se reducirá drásticamente la proporción de activos por jubilados.
No todos aceptan los datos ni la inevitabilidad del recorte. Albert Recio, profesor de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona, se pregunta: "¿Por qué tenemos que reducir el peso de las pensiones en el gasto global? Si la población envejece habrá que destinar más dinero". Ignacio Zubiripropone financiar pensiones con impuestos, como Alberto Montero, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga: "Hay fórmulas alternativas para mantener la sostenibilidad del sistema de pensiones. Ni la experiencia histórica de España hasta el Pacto de Toledo ni nuestro entorno marca que sólo se financie con las cotizaciones sociales. En Francia se crearon nuevos impuestos". Montero es muy crítico con los sindicatos: "Es una nueva traición a la clase trabajadora".
Marcos Peña: "Los acuerdos harán más fácil la salida de la crisis"
ReconocimientoTodo lo contrario de lo que opina Marcos Peña, presidente del Consejo Económico y Social, para quien el contenido de la reforma responde a las necesidades del sistema. "Es un acuerdo muy bueno y los agentes sociales merecen el reconocimiento y agradecimiento de los demás. Hay tan pocas cosas buenas que el pacto hay que celebrarlo sin matices", señala Peña, y destaca que los acuerdos "harán más fácil la salida de la crisis".
Joaquín Pérez Rey, profesor de Derecho del Trabajo de la Universidad de Castilla-La Mancha, cree que el Gobierno estaba dispuesto a imponer los 67 años sin flexibilidad, y "aunque la postura sindical es arriesgada han amortiguado el golpe". "Aunque no se ha logrado la solución óptima, los sindicatos han demostrado que tienen capacidad de llegar a acuerdos y que ese discurso de que son organizaciones de resistencia numantina no es cierto. Por eso, el rechazo frontal a la reforma laboral se carga más de razón porque era para frenar elementos regresivos". También Manuel de la Rocha elogia que el acuerdo "reconduce y equilibra al menos en parte la propuesta inicial del equipo económico del Gobierno, innecesariamente dura y drástica". De la Rocha cree que los sindicatos salen reforzados por intervenir y pactar las reformas y que se genera confianza en los mercados.
Y al final, lo que importa a todos: ¿Cuánto puede ser el recorte de las pensiones? Dependerá de muchos factores y no se dará en todos los casos. CCOO cuantifica en algo más del 7% el ahorro total para la Seguridad Social por ampliar el plazo de cálculo de la pensión. Por su parte, Muñoz de Bustillo y Zubiri calculan que rondará el 20% a lo largo de la jubilación: diez puntos por el aumento del número de años del cálculo de la base reguladora y otros diez por retrasar el retiro en dos años. D
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