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El Supremo ataja un intento de resucitar la ‘conspiración’

La Sala reprocha a un letrado que cuestione los explosivos del 11-M que no afectan a su cliente

ÁNGELES VÁZQUEZ

Uno de los principales defensores de las llamadas teorías de la conspiración en el juicio del 11-M trató ayer de resucitarlas en el Tribunal Supremo, pero el presidente de la Sala Segunda, Juan Saavedra, se lo impidió.

El abogado José Luis Abascal dedicó la mayor parte del tiempo destinado a defender el recurso que ha presentado contra la condena a 12 años de cárcel a Basel Ghalyoun, por integración en organización terrorista, a cuestionar los informes periciales de explosivos del 11-M.

Abascal criticó que la prueba pericial estuviera dirigida por un comisario imputado por falsedad, en referencia al juicio del caso del ácido bórico, el último cartucho de los defensores de estas teorías, con el que pretenden demostrar que la Policía manipuló pruebas del 11-M para evitar cualquier vínculación con ETA. En esta misma línea, el defensor de Ghalyoun llegó a afirmar que 'la pericial decantó la investigación por la vía islamista'.

'El que la estimación por el tribunal de que el explosivo utilizado en los atentados del 11 de marzo en Madrid fuera goma 2 eco conllevó que la investigación se dirigiera por la vía islamista y, en esa dirección, fuera acusado mi cliente'. Abascal esgrimió el efecto Rosenthal, para asegurar que el resultado de una investigación viene determinado por lo que pretende encontrar el investigador.

El presidente del tribunal le preguntó qué relación había entre la pericial de explosivos y la condena de Ghalyoun por pertenencia a organización terrorista. A lo que Abascal respondió que los explosivos utilizados en el 11-M eran 'la clave de bóveda de la investigación', porque se optó por la goma 2 eco, cuando había 'elementos no concordantes'. Saavedra le permitió seguir, pero le recordó que sólo le restaban cinco minutos de informe, porque no tenía que responder a ninguna acusación.

El resto de su alegato lo dedicó a insistir en que Serhane el Tunecino, uno de los cabecillas de la célula del 11-M que se suicidó en Leganés, era licenciado en Económicas con una beca del Gobierno español y daba clases en la mezquita, cuando Ghalyoun lo conoció, por lo que no podía sospechar de él. Durante el juicio ante la Audiencia Nacional, este abogado también defendió a Jamal Zougam, uno de los dos condenados como autores materiales de la masacre. Para la casación, Zougam prefirió a Eduardo García Peña, que logró la absolución de los hermanos Moussaten.

Este martes también trataron de librarse de las condenas impuestas por la Audiencia Hassan el Haski, Youssef Belhadj, Fouad el Morabit Amghar y Mohamed Larbi Ben Selllam. Todos ellos condenados a pertenencia o colaboración con organización terrorista.

Su principal argumento consistió en que faltaban los requisitos necesarios para declarar la existencia de dicho grupo, como la permanencia en el tiempo.

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