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"Trabajaremos para que el PP no tenga la mayoría absoluta"

Oriol Pujol. Secretario general adjunto de CDC. Analiza los cien primeros días del Govern de Artur Mas

J. RAMÓN GONZÁLEZ CABEZAS / ALBERT MARTÍN VIDAL

Oriol Pujol Ferrusola (Barcelona, 1966) recibe a Público cuando se cumplen los cien primeros días del Govern de CiU y justo cuando el Ejecutivo de Artur Mas aprobaba la supresión del impuesto de sucesiones, la línea roja trazada por el PSC. En este contexto, el presidente del grupo parlamentario de CiU reafirma la fortaleza y ambición de su partido.

Un partido aspira al menos a dos legislaturas ¿Cómo ve Catalunya en ocho años?

Confiamos en recuperar algo que Catalunya ha perdido: ser un referente en materia económica, cohesión social y defensa de su identidad de manera no excluyente. En cuanto a la convivencia con el Estado, sería ideal pasar de la situación de rencillas e incomprensión a un proyecto constructivo más positivo. Las muestras de deslealtad hacia Catalunya han sido reiteradas en los últimos 30 años y no nos toca demostrar nada. No aspiro ni deseo una ruptura, sino una Catalunya próspera y referente en Europa y el mundo.

Las consultas soberanistas han hecho aflorar un dis-curso diferente al de Josep Antoni Duran i Lleida.

Somos una federación de dos partidos y me atrevo a decir que con más solidez que nunca. Ambos partidos tienen un referente muy claro de lo que hay que hacer y esto antes no había pasado. Nunca Unió y el propio Duran han aparecido con tanta fuerza y contundencia diciendo mi referente es Artur Mas'. Y esto va más allá de que Duran no participe en las consultas y los presidentes Mas y [Jordi] Pujol sí lo hagan. Todo lo que hay que hacer respecto al Estado está predeterminado y pautado en CiU .

¿Existe un pacto interno?

Que tengamos posiciones de colaboración no de liderazgo ni organización con el proceso de consultas a favor de la independencia es un acuerdo de federación. Ni Convergència Democràtica [CDC] ni Unió ni CiU lideran estos procesos. Es algo que decidió un comité nacional de CiU. Siempre hemos juzgado que las consultas tenían la bondad de que no provenían de ningún partido. En este frente, CiU actúa de modo unánime. En el otro frente está lo que CiU ha decidido para los próximos cuatro años: entendemos el derecho a decidir como una libertad que ni nos dan ni nos quitan. El pueblo de Catalunya lo tiene.

¿Cómo se materializaría?

Si hiciera falta, sería con grandes temas que generen grandes consensos, como es el caso del pacto fiscal. Pero no iremos más allá en estos cuatro años. No nos hemos comprometido con nadie a hacerlo. Ahora hay un debate planteado por un grupo [Solidaritat], que no negamos. Pero tampoco hemos caído en la tentación de abortarlo, como nos ha planteado algún otro grupo. No nos da miedo. Se puede debatir, pero seguimos con nuestra posición bien clara: esto no forma parte de nuestro programa electoral ni de Govern. Nos disgustaría que el Parlament se pronunciara en contra, así que hemos sugerido a Solidaridad per la Independència (SI) que retiren la proposición.

El voto de Artur Mas y el uso de locales de CDC para la consulta podrían dividir a los electores de CiU.

No lo planteamos en términos electorales. Si respondiera a eso, no sé qué haríamos. Se quiere hacer ver que esto es un proceso nuevo, pero en CiU siempre aspiramos al máximo nivel de autogobierno.

Nunca un presidente había votado la independencia.

Ha habido ritmos y formas diferentes. El Parlament ya ha votado tres veces a favor del derecho a la autodeterminación y el president Pujol votó a favor las tres veces. No se puede encontrar en CiU un ejercicio de incoherencia, sino de ritmos. Ahora hay un país más exigente y desengañado.

¿Qué nivel de sufragio haría viable la independència?

Siempre hemos hablado de un 60% largo o del 70%. Con un voto más, democráticamente ya sería factible, pero para hacerlo realmente viable y no generar fractura, todo proceso exige mayoría muy amplia.

¿Y la declaración unilateral de independencia?

No estamos en este escenario. No nos encontrarán en este discurso.

Duran afirma que la Unión Europea no lo permitiría.

No lo sé, puede ser que el señor Duran tenga mucha más información que yo para hacer esta afirmación tan contundente. Pero hace años que observo el proceso flamenco y valón y ya veremos si es tan evidente que no se separarán. Estas experiencias siempre son por sí solas un caso aislado y único.

El impuesto de sucesiones ha cerrado la puerta con el PSC. ¿Qué opción queda?

Quiero pensar que al día siguiente del 22M la posición del PSC no será la misma. Pero hay opciones paralelas. El PSC es el grupo que arrastra más responsabilidad, porque ha gobernado este país en los últimos siete años y es el Gobierno del PSOE quien nos emplaza a hacer un recorte aún superior. Esto le exige un plus de responsabilidad.

¿Es mejor pactar con el PP o con el PSOE en Madrid?

Con ninguno que tenga mayoría absoluta, lógicamente.

¿Entonces el ideario y el talante no cuentan?

Puede parecer que son distintos talantes porque el PP ha abanderado un discurso profundamente anticatalán. Pero la práctica del PSOE está a su misma altura. Ambos han mostrado un relato muy anticatalán y también algunas prácticas, como el recurso contra el Estatut, que se materializó con apoyo del PSOE. Estamos muy curados de espanto y trabajaremos por que el PP no tenga mayoría absoluta.

¿Cuál sería el coste del apoyo al Presupuesto por parte del mismo partido que tumbó el Estatut?

Confío en que los Presupuestos [de Catalunya] se puedan aprobar con una, dos o incluso tres fuerzas políticas. Pero eso no quiere decir renunciar a lo que creemos que hay que hacer. Se apruebe con quien se apruebe, será el presupuesto de un Govern presidido por Mas y, por tanto, los costes que pueda haber son los de un Govern que hace lo que debe. Nuestra voluntad es contar con los con los máximos apoyos.

Sólo el PP apunta a un voto favorable.

Este Govern nació con la mano tendida y, aunque nos está costando, seguirá así. El Govern confía en sacar los Presupuestos, aunque el tacticismo dificulta encontrar compañeros de viaje. Nadie se quiere hacer cómplice de los ajustes, pero al final acabará siendo un activo en política decir las cosas por su nombre. El Govern de los mejores exigía rigor y seriedad y gustará más o menos, pero es riguroso y serio.

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