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Tres candidatos del PP extremeño denuncian trampas

Impugnan la celebración del X Congreso Regional por 'alteración del censo de afiliados'

JUANMA ROMERO

El cabreo en el PP de Extremadura ya no se puede disimular. Es mayúsculo. El partido está a las puertas de su congreso regional –el 8 de noviembre– y compiten por su liderazgo cuatro precandidatos: Pedro Acedo, presidente local de los conservadores de Mérida; Antonio Guerrero, ex alcalde de La Zarza (Badajoz); Rafael Mateos, alcalde de Navalmoral de la Mata (Cáceres) y José Antonio Monago, senador y líder provincial en Badajoz.

Formalmente se postulan cuatro aspirantes, pero en la práctica colisionan dos bloques. Es decir, tres (Acedo, Guerrero y Mateos) contra uno (Monago), y todo a cuenta de presuntas trampas en la elección de compromisarios al congreso. La fractura es tal que amenaza con romper al PP extremeño, derrotado una y otra vez por el PSOE desde 1983.

Ayer el conflicto se agudizó. Tocaba votar a los 440 delegados electos que participarán en el cónclave. A las cinco, una hora antes de que se abriesen las urnas, los tres críticos impugnaron la celebración del X Congreso extremeño por “alteración del censo de afiliados”, y culparon a Monago, rotulado como “candidato oficialista”, el preferido por Mariano Rajoy y continuador del presidente regional saliente, Carlos Floriano. Ahora invocan a Génova, la cúpula nacional del PP, a que decida qué hacer.

La espita que ha desbordado el vaso es una presunta irregularidad destapada por Acedo. En Mérida, que elige a 16 compromisarios, han aparecido 96 militantes sorpresa, sin relación con la ciudad y vinculados “casualmente” a Monago. Y no es todo, porque se ha detectado que cargos locales tienen domiciliados a decenas de afiliados. El concejal emeritense Daniel Serrano, por ejemplo, tendría hacinadas en su vivienda y en la de un familiar a 38 personas.

Monago no sabe ni contesta. Contactado por este diario, declinó responder a las acusaciones de sus opositores, aunque hoy se prevé que comparezca en público.

“Este congreso está viciado de origen. No hay imparcialidad. Monago debía haber dimitido como presidente del PP de Badajoz. Es juez y parte porque ha controlado los censos”, explica Mateos a Público. El alcalde amenaza con darse de baja del partido –y con él, toda su corporación– 'si se consuma la operación de Génova”. “Quizá alguien persigue la destrucción del PP regional. Si Monago es elegido, este partido quedará roto. Hace trampas porque no tiene apoyos. Aquí se le rechaza”, sigue. Mateos y sus compañeros no descartan “ir a los tribunales” si Génova no deshace el lío “que ella misma ha promovido”.

Fuentes del PP nacional avanzan que no se plantean mediar: “Es una maniobra que vemos con normalidad”. Añaden que Génova “no tiene ningún favorito y se mueve en la más estricta neutralidad”. Los críticos no se fían: “No nos quedaremos quietos”.

 


Cuando el candidato Antonio Guerrero alude a la “adulteración de los censos” y a presiones “hasta límites insospechados”, se refiere a la “opacidad” en las listas de militantes y a los pisos patera. Según relataba ayer El Periódico de Extremadura, los 96 militantes sorpresa vivirían en media docena de pisos.

La indignación es palpable: “Creo que mi partido no consentirá esto. Si no, es que me he confundido en estos 25 años de afiliado”, lamenta Guerrero. Pedro Acedo también expresa su enfado: “Sufrimos el desprecio del aparato provincial que controla Monago”. Para Rafael Mateos, “hay mucha gente que quiere que el PP siga en la oposición”.

En Génova alegan que Ana Mato, la vicesecretaria de Organización, ha mantenido contactos con los aspirantes. “A Acedo en concreto se le pidió esfuerzo de integración”. 

 

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