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Tres hombres justos y un fiscal con tratos particulares

Castro, Carrau y Horrach hallan su reverso en el fiscal jefe, Bartumeu Barceló

A.G.

La semana de interrogatorios en el Juzgado número 3 de Palma ha dejado para la memoria visual una imagen. La de Jaume Matas cruzando la verja trasera del recinto judicial el martes 23, mientras un centenar de manifestantes lo recibía al grito de 'chorizo' y exigiéndole la devolución de su palacete. Pero hay otra imagen: la de los aplausos que han acompañado varias entradas y salidas de los fiscales Anticorrupción Joan Carrau -el jefe- y Pedro Horrach, que siempre andan a paso rápido, como braceando contra el tiempo y la presión ambiental.

Carrau, Horrach y el juez José Castro se han convertido en la gran esperanza blanca de un sector de la sociedad mallorquina, aquel que ha visto cómo un halo protector libraba una y otra vez a Matas de verse involucrado en sumarios de corrupción. Ocurrió con el caso Bitel, donde se investigaba el espionaje a miembros de la oposición. Y en el Formentera, también conocido como Mapau, abierto para esclarecer si el PP compró votos de emigrantes en Latinoamérica. Y en el Rasputín, llamado así por el nombre del puticlub moscovita al que acudieron miembros del séquito que acompañaba a Matas en su viaje a Rusia, en febrero de 2004.

Tanto en el caso Bitel como en el Mapau, el entonces fiscal jefe de Baleares, Vicente Tutor, se declaró partidario de imputar a Matas, que había presidido Balears entre 1996 y 1999, antes de ser nombrado ministro de Medio Ambiente por Aznar. En mayo de 2002, Tutor fue fulminantemente destituido. Y, a propuesta de Jesús Cardenal, lo relevó en el cargo Bartomeu Barceló. Por esas fechas, Cardenal barajó la idea de suprimir la Fiscalía Anticorrupción. Y Barceló no halló indicios de delito contra Matas ni en Bitel, ni en Mapau ni en Rasputín.

Como se ha recordado en esta semana, Barceló es quien, en julio de 2009, arrebató a los fiscales Carrau y Horrach la investigación sobre el patrimonio personal de Matas para, a renglón seguido, darle carpetazo. Es, también, el hombre que el lunes 22 de marzo, víspera de la fecha fijada para que Matas compareciera ante el juez Castro, mantuvo con Matas y por teléfono una conversación 'particular'. El mismo 23 de marzo, el diario local Última Hora publicaba una entrevista con Barceló, en la que este decía lo siguiente: 'Particularmente, creo que Matas vendrá a declarar'.

Una de las grabaciones policiales conocidas esta semana captó a Matas hablando con su abogado Rafael Perera antes de marcar el número de Barceló el lunes 22 para pedirle que acudiera a su interrogatorio del día siguiente. 'Esto me lo debe', dijo Matas a Perera. Si el ex presidente balear explicó en función de qué le debía el fiscal jefe de Baleares su asistencia al interrogatorio, no ha trascendido. En la primera semana de julio de 2005, Diario de Mallorca publicó que Barceló había acompañado al actual fiscal general del Estado, Cándido Conde Pumpido, en una travesía diurna por aguas del archipiélago. Según el periódico, el yate pertenecía a un constructor amigo de Matas.

Cuando, hace 15 meses, Barceló alegó que no había causa justificada para seguir investigando el origen del saneado patrimonio familiar de Matas, Conde Pumpido ya había sostenido la misma opinión: de hecho, denegó a los fiscales Carrau y Horrach la prórroga solicitada. Barceló no contaba con que Castro uniría lo investigado por los fiscales al sumario del caso Palma Arena. El ex presidente Jaume Matas, tampoco.

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