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Trinidad Jiménez promete continuar la labor de Moratinos

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Ser jefe de la diplomacia española fue para el ex ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, "un privilegio", que traspasó ayer a su sucesora, Trinidad Jiménez, en un acto cargado de emotividad, voces quebradas en algunos momentos y ojos acuosos. Jiménez recibió el testigo pletórica y llena de ilusión, pero algo nerviosa consciente de la "responsabilidad" y el reto que supone "defender los intereses de España" en el exterior.

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Jiménez promete "respeto y diálogo" en la gestión de la diplomacia española

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En el Palacio de Santa Cruz, rodeado de buena parte del Ejecutivo y de su equipo, el veterano Moratinos se despidió afirmando en numerosas ocasiones que se iba "satisfecho" por el trabajo desarrollado en seis años. Una oportunidad, subrayó, que le había brindado el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, para quien tuvo palabras de agradecimiento. Moratinos alabó la capacidad política del líder socialista, justo ahora que "se habla mucho del liderazgo": "No soy ministro ni pido un puesto", bromeó.

El diplomático resaltó que "nunca en estos 20 años" había conocido "a una persona con la visión, el compromiso, la capacidad de creatividad que tiene el presidente del Gobierno". E incluso explicó que en este tiempo al frente del ministerio ha "aprendido de política exterior" a su lado, por sus consejos.

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De entre todos los agradecimientos llamó la atención la mención especial que hizo Moratinos del secretario general de la Presidencia, Bernardino León, que fue número dos de Exteriores en la primera legislatura y siguió sus palabras desde primera línea. Según el ex ministro, gracias a la labor diplomática de León, España se sienta hoy en el G-20.

Moratinos lamenta no haber logrado «el sueño de la paz» en Oriente Medio

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Durante su intervención repasó los logros. Entre ellos, haber impulsado la política del Gobierno "progresista" que encabeza Zapatero, haber defendido la Alianza de Civilizaciones o haber reconducido la política migratoria y la proyección en Asia. El diplomático hizo hincapié en la resolución de "todos los secuestros que, desgraciadamente, se han venido produciendo", especialmente el último por su complejidad y dificultad.

Moratinos también hizo balance de los objetivos no alcanzados. Entre las "espinitas" que se lleva de su etapa en el Ministerio resaltó no haber podido alcanzar "el sueño que todos tenemos de una paz en Oriente Medio, un Estado palestino que viva en paz y seguridad con Israel" y no haber logrado la "integración magrebí, tan necesaria para todo el norte de África y Europa. El conflicto del Sáhara sigue interpelándonos a todos".

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De consolidar esos logros y superar los retos se encargará Trinidad Jiménez, "una gran política y una gran amiga", afirmó Moratinos, que "sabe lo que es la diplomacia" y tiene la "suficiente valentía y coraje político para llevar a buen término este mandato del presidente del Gobierno".

La ya ministra devolvió los elogios a Moratinos, al que llamó cariñosamente "Curro", como es conocido entre sus amigos. Jiménez subrayó que los logros han sido muy importantes, "gracias a tu adecuada y persistente orientación de la política exterior". También resaltó que aspira a "dar continuidad" al legado que recibe de su antecesor.

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Como prioridad de su mandato, Jiménez remarcó que seguirá contribuyendo "a la salida de una crisis económica de carácter sistémico". La ministra concluyó su intervención recordando que la responsabilidad que asume es "un auténtico honor y un privilegio". En el horizonte, transformar en realidad los objetivos de la política exterior española

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