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Una víctima laboral lleva más de un año con la prótesis rota

La empresa le pagó la prótesis original, pero no el recambio que necesita. La Seguridad Social sólo le costea una de calidad inferior.

OLIVIA CARBALLAR

Hasta que alguien se decida a pagarla, la prótesis nueva de Emilio Campos seguirá cogiendo polvo en una ortopedia de Cádiz, donde lleva esperando cliente más de un año por una de esas situaciones kafkianas que ni el propio Kafka entendería. Él no puede comprarla porque cuesta 9.800 euros, o lo que es lo mismo, algo más que un Seat Ibiza. Y desde que se separó, tiene que pagar de un sueldo medio la pensión a sus dos hijos. El culpable de esta historia tiene nombre y apellidos, pero son demasiado comunes -1.350 al año- para ser propios: accidente laboral.

Desde el 28 de enero de 1999, Emilio, de 50 años, tiene una pierna menos. Ésa, la amputada, se le quedó 'como un muslo de pollo cuando le arrancas la carne'. Como muchos días en diez años, enganchaba vagones de mercancías y de viajeros para Renfe -ahora Adif-. Pero hubo 'mala suerte' y se cayó a la vía, con tanta 'mala suerte' también, que un tren le pasó por encima.

Desde entonces, Emilio lleva la misma prótesis. Aquélla se la pagó su empresa. Pero como todas, 'después de varios años se rompen'. Y la suya tiene ahora una reparación que 'no aguantará mucho'.

En la encrucijada

Hasta el momento, Adif, que estudia el caso, no le subvenciona una nueva y la que le receta la Seguridad Social es de menor calidad: 'Ésa cuesta 6.000 euros menos que la que yo llevo', se lamenta. Y se lamenta porque, lejos de ser un capricho, el problema de Emilio es que tendría que volver a pasar por sesiones de rehabilitación si se pone la de la Seguridad Social, ya que necesitaría adaptarse a una nueva forma de caminar. Y aquí el tinte kakfiano vuelve a manchar la historia: 'La rehabilitación no me la paga la Seguridad Social -dice- porque ya lo hizo una vez, cuando me puse la primera prótesis'.

Y si la Seguridad Social no puede ayudarle y Adif, pese a que espera 'un resultado satisfactorio', tampoco, ¿a quién reclama Emilio? 'Si la empresa me dice al principio que sólo me paga la primera prótesis, yo habría elegido la pata de palo [la de la Seguridad Social] y ahora no estaría en esta encrucijada'.

Emilio insiste en que no puede afrontar esos gastos porque ya ha tenido muchos como un coche automático y 'muchos pares' de zapatos especiales. Mientras espera, sólo se le ocurre la idea de encadenarse a un talgo 'con una pancarta'. Ponga lo que ponga, este caso saca a la luz los daños colaterales de la siniestralidad laboral para los que nadie tiene respuesta.

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