Este artículo se publicó hace 13 años.
La violencia ha costado más de 3.000 millones a la economía vasca
El final de ETA facilitará la inversión, según los expertos
La losa del terrorismo le puso techo a Euskadi en muchos sentidos. También al desarrollo económico de una región históricamente próspera y emprendedora que vio cómo la amenaza y actuación de ETA mermaba mediante la extorsión sus recursos financieros, empañaba su atractivo para la inversión y reducía su capital humano. Esas son las ramas que los expertos esperan ver crecer ahora a cielo abierto, como esperan igualmente que no vuelvan las multimillonarias indemnizaciones o inversiones extraordinarias de empresas que cancelaron o modificaron sus proyectos tras ser golpeadas por el terrorismo.
"La primera consecuencia del fin de la violencia será el cese de la extorsión", comenta a Público Manuel Escudero, director general de Deusto Business School. "El llamado impuesto revolucionario ha supuesto una cantidad apreciable, que diversos estudios cifran en 120 millones", añade. Ese coste se dispara si se añade "el dinero que se ha invertido en infraestructuras de forma extraordinaria (sobre lo inicialmente previsto) por presiones de la banda, como ocurrió con la autovía de Leizarán, así como en indemnizaciones como las destinadas a cubrir las obras de la central de Lemóniz".
La banda recaudó por el impuesto revolucionario' unos 120 millones
La autovía sobre el viaducto de Leizarán se inauguró en 1995 tras seis años de obras en los que ETA, que se oponía al trazado inicial de la vía entreGipuzkoa y Navarra, asesinó a cuatro personas. Las variaciones en el trazado elevaron la inversión hasta 424 millones para un tramo de 47 kilómetros.
Iberduero, hoy parte de Iberdrola, tras sufrir explosiones e incendios en las instalaciones de Lemóniz, renunció a poner en marcha la nuclear tras el asesinato, en febrero de 1981, del ingeniero José María Ryan, que recibió un tiro en la nuca tras de siete días de secuestro. Iberduero había suscrito préstamos que, tras el abandono del proyecto, tuvo que garantizar el Estado.
Según un informe pericial del juez Baltasar Garzón recogido por la prensa en 2004, el coste total de las indemnizaciones por Lemóniz, los desvíos de Leizarán, extorsiones y secuestros podía rondar en 1993 los 3.000 millones. Escudero comparte la estimación. Pero los plazos pendientes en indem-nizaciones por la nuclear han podido duplicar esa cifra.
El Estado indemnizó a Iberduero durante años por la central de Lemóniz
Otra de las consecuencias del fin de ETA, comenta Escudero, vendrá por el hecho de que "al País Vasco no se lo conozca fuera por el terrorismo. Ganará protagonismo por ser una economía vibrante, exportadora, con una enorme calidad de vida". Esto tendrá "importancia para el turismo" y para que se valore "la capacidad innovadora de la región, que es realmente notable" y ha permitido "hacer frente a la crisis" en mejores condiciones que otros.
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