El calvario terminó doce años después. Iván y Sara, los niños sevillanos que la Junta de Andalucía retiró a Carmen Fernández por un problema de alcoholismo, cobraron este lunes la indemnización que su madre no pudo recibir en vida: 1,5 millones de euros. La mujer, víctima de un cáncer, falleció en diciembre pasado, dos meses antes de que el Constitucional confirmase que tenía derecho a ese dinero. Era la undécima vez que la Justicia, que nunca le devolvió a sus hijos, le daba la razón.

El calvario comenzó en 1996. Sara, de 5 años, y su hermano Iván, de 4, fueron declarados en desamparo y dados en adopción a una familia de Dos Hermanas (Sevilla) mientras su madre, alcohólica, se rehabilitaba. Carmen se rehabilitó y los tribunales tumbaron la situación de desamparo, pero sus hijos siguieron con la familia de acogida. La Justicia, a cambio, le ofreció dinero. Y llegó ayer, cinco meses después de morir. Carmen se fue al menos con el consuelo de Sara, que con 13 años volvió con ella voluntariamente. Hoy la niña, de 17, está presa en un centro de menores de República Dominicana. Iván, de 16, permanece con la familia de acogida, que actualmente tramita su tutela.

Dinero bloqueado

El Juzgado de Familia 7 puso ayer punto final al calvario que Carmen sufrió en vida. El magistrado Francisco Serrano entregó a la albacea la indemnización –1, 7 millones menos los 200.000 euros entregados a la madre–, que será repartida entre los niños y otros dos hijos de una relación anterior.

¿Por qué Iván y Sara no han cobrado hasta ahora? La Junta había pagado esa cantidad, pero, mientras se resolvía su recurso en el Constitucional, el juzgado de Serrano la había retenido. La mujer, a su vez, recurrió en la Audiencia Provincial esa retención. Al morir, el dinero quedó bloqueado.

El principio del fin llegó el pasado 30 de abril, cuando la Audiencia archivó el recurso de la madre. La semana pasada, el juez Serrano recibió las actuaciones del caso y ayer hizo entrega del dinero. Ha sido la mayor cuantía concedida hasta el momento: por la pérdida de sus hijos y por el cáncer de pulmón que le segó la vida como consecuencia de ese sufrimiento. Sí, la Justicia ha hecho justicia 12 años después. Pero la injusticia no tiene precio.