Este artículo se publicó hace 12 años.
Zapatero pide "unidad" en torno al nuevo secretario general
La gestión de la dirección saliente logró la aprobación del 76,8% de los delegados socialistas y el 90,8% de los votos emitidos
"Aquí termina mi tiempo", resaltó José Luis Rodríguez Zapatero segundos antes de concluir su último discurso como secretario general del PSOE, que arrancó una cerrada ovación de más de un minuto. La intervención fue de "alta carga emocional" para algunos asistentes. Para él, era "algo más" que la presentación del informe de gestión porque se agolpaban muchos recuerdos tras 11 años y medio en el cargo, en los que hubo "momentos amables y momentos difíciles que están en la memoria colectiva", apuntó.
Después de una hora y cinco minutos, el hasta hoy líder del PSOE expresó su confianza en que los socialistas "van a saber hacer las cosas" en la nueva etapa que arranca hoy. Como secretario general saliente y sin tener claro si tenía "derecho" a hacerlo, el expresidente hizo una petición a los delegados: "Al que mañana salga elegido, que le deis al menos el mismo apoyo que a mí".
Pide al PSOE que dé al elegido "al menos el mismo apoyo" que le ofreció a él
En este sentido, Zapatero recordó que desde julio de 2000, cuando fue elegido contra todo pronóstico, tuvo un apoyo "muy amplio y generoso desde el primer minuto". Es más, añadió, ese "clima de unidad fue decisivo para las victoria de 2004 y 2008". Se mostró seguro de que los candidatos y sus equipos lo van "a hacer" porque saben hacerlo, "libre y democráticamente".
En este contexto, Zapatero apeló al buen hacer de los compromisarios que ejercerán hoy su derecho al voto. "Puede haber un partido tan democrático como este, pero no más", remarcó. Y para apuntalar este mensaje, recordó que "cada delegado sabe y sabrá lo que tiene que hacer". Pero al día siguiente, subrayó, "todos detrás" del nuevo líder porque el liderazgo es, como "una cordada, el que va en cabeza es el primero que llega, pero cuando hay una tormenta o alud también es el primero".
La llamada a la unidad vino precedida con un ejemplo, la relación que mantiene con José Bono. "Tiene un valor simbólico y político", subrayó refiriéndose a la amistad que tiene con el otrora miembro de su gabinete y expresidente del Congreso de los Diputados. Ambos se disputaron el liderazgo en el 35º Congreso, pero han restañado las heridas y colaborado estrechamente en la última década.
González no se prodigó en aplausos a Zapatero, según algunos asistentes
"Es importante saber ganar y perder, pero tan importante es la amistad, los afectos, la capacidad de construir juntos". A todos, apostilló, nos "une el respeto por la historia de este partido". Bono fue testigo de esta exaltación de la amistad y de la unidad desde primera fila. Un espacio que compartía con Felipe González, que celebró esta mención y aplaudió. Según algunos delegados, fue de las pocas veces que batió palmas. Otra de ellas coincidió con el reconocimiento y la gratitud que expresó Zapatero a sus compañeros de Euskadi, al recordar el fin de la violencia de ETA.
Su amigo Bono, como ejemploLa sucesión ocupó pocos minutos de su intervención que tenía por objeto desgranar el informe de la gestión de la dirección socialista desde 2008. Zapatero hizo autocrítica aunque insistió en negar la supuesta "improvisación" de su Gobierno, pero también puso de manifiesto los compromisos adquiridos en el año 2000 y los que había cumplido. Así recordó que ya entonces abogó por la "limitación de mandatos", una medida que ha puesto en práctica y que hubiera evitado confusiones sobre su futuro. Otros de los compromisos, resaltó, fue la puesta en marcha del cuarto pilar del Estado del bienestar, la Ley de Dependencia; la defensa de la autonomía del proyecto político que representa el PSOE; y la ampliación de ampliar los derechos de los ciudadanos.
El expresidente hace autocrítica, pero niega el cargo de "improvisación"
En este ámbito, el expresidente desplegó el abanico de leyes que aprobó el PSOE en estas dos legislaturas, especialmente en la primera, y que se convirtieron en una "seña de identidad" de su Ejecutivo. Entre ellas, destacó la Ley contra la Violencia de Género. "Hemos liderado desde el Gobierno y el PSOE un permanente combate contra esta lacra social", sostuvo.
También rescató las normas destinadas a colectivos minoritarios, como la relativa al reconocimiento de la lengua de signos o la de los derechos de los ciudadanos en el exterior. Ambas arrancaron aplausos entre el público, como también el recordatorio de la aprobación de la Ley de Matrimonios Homosexuales. Como ejemplo de lo que ha representado "esta etapa" bajo su batuta, respondiendo a sus convicciones políticas, Zapatero destacó el "afán y la determinación absoluta de lograr una igualdad real entre los hombre y las mujeres".
El PP debe reflexionarEn este revival de su gestión, el expresidente se paró en dos leyes que serán reformadas por el Gobierno de Mariano Rajoy, según han anunciado miembros de su gabinete. Zapatero recordó que ellos "pusieron en marcha el derecho a la Educación para la Ciudadanía" y lamentó profundamente que quienes ni siquiera se han aproximado a un texto hayan tomado decisiones" que no puede "compartir".
Respecto a la Ley del Aborto, que reformó el PSOE en la pasada legislatura con el objeto de "acabar con la hipocresía" que suponía la anterior normativa, Zapatero pidió a Rajoy que se tomase "un tiempo de reflexión y de diálogo" para buscar el consenso entre las fuerzas políticas.
Emplaza al PP a reflexionar antes de cambiar la educación y la Ley del Aborto
Con la vista puesta en los resultados obtenidos en las últimas citas electorales, las derrotas de las municipales el pasado mes de marzo y las generales el 20-N, el expresidente hizo referencia a la crisis económica global que se ha extendido por todo el mundo y a las medidas de recorte adoptadas en 2010. Es esta, sin duda, la parte más cuestionada de la gestión de Zapatero. Algo que reconoció en su intervención: "Fui consciente de que esas medidas iban a tener un gran impacto en la ciudadanía". No obstante, defendió que lo hizo porque en caso contrario "muy probablemente [España] hubiera entrado en una situación de colapso financiero".
Si Grecia no hubiese estado en la situación que estaba en abril de 2010, "¿hubieramos tenido que adoptar esas medidas para reducir urgentemente el déficit?". El expresidente lanzó esta pregunta a sus inter-locutores antes de desgranar las debilidades de la economía española. No obstante, añadió, no lo dice "para exculpar las decisiones", sino para que se tenga en cuenta en el ejercicio de la oposición.
Junto a las debilidades, Zapatero destacó tres lecciones sobre la globalización, el papel de Europa y el futuro de España. En este último apartado, Zapatero vaticinó que el futuro del bienestar no llegará de la mano de "las políticas que hemos conocido en estos 25 años" sino de las que antepongan la industria, la innovación, la tecnología y una nueva forma de enfocar la educación". Según el expresidente, "España necesita recuperar ideales colectivos". También los socialistas, apuntó.
Despedida amableTras varias horas de debate, con 27 intervenciones de los delegados, Zapatero volvió a situarse detrás del atril esta vez a puerta cerrada para responder. El 76,8% del voto del total de 956 delegados aprobó la gestión del expresidente (hubo 21 votos en contra y 53 abstenciones). La cifra aumenta al 90,8% si se tiene en cuenta sólo los 808 que acudieron a votar. Aunque no logró la unanimidad de congresos anteriores.
Pese a las críticas, algunos de los asistentes aseguran que no fueron demasiadas y que el tono fue "amable". En el momento del adiós, tampoco hay que ser duro, decían algunos al salir de escuchar el último discurso de Zapatero. Otros pusieron de relieve el "diagnóstico de situación" realizado. Horas antes, el presidente Manuel Chaves había pedido que se reconociese su labor. "La historia lo pondrá en el sitio que le corresponde", agregó.
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