El alto precio por movilizarse contra la violencia en México

La tragedia no cesa para la familia Reyes Salazar. Los cuerpos de Malena Reyes, Elías Reyes y su esposa, Luisa Ornelas, aparecieron ayer sin vida después de haber sido secuestrados por un comando armado el pasado 7 de febrero, en el Valle de Juárez.

Tres muertes más para una familia cuyo único delito ha sido alzar la voz contra la injusticia y la impunidad. Malena y Elías eran hermanos de la activista Josefina Reyes, asesinada a principios de 2010 después de haber encabezado las protestas contra la militarización del Valle de Juárez por la guerra contra el narco. Dos meses antes habían matado allí mismo al hijo de Josefina, Juan Manuel. Y en agosto pasado, asesinaron a otro hermano, Rubén Reyes, en la panadería familiar. A los Reyes Salazar también les han quemado la casa este año.

"Es un gran dolor, esto no se apaga con nada, pero vamos a seguir pidiendo el esclarecimiento de la muerte de nuestros hermanos, para que otras familias no tengan que sufrir la muerte de su madre, de su padre, de sus hijos o de sus hermanos", dijo ayer Marisela Reyes, otra integrante de la familia.

Marisela estaba en huelga de hambre desde el secuestro de sus hermanos para exigir una investigación en profundidad y la liberación de sus familiares. "Aquí está la respuesta del Gobierno", espetó tras conocer su muerte. La familia señala como responsables a "paramilitares al servicio de [el presidente Felipe] Calderón", ya que no se explican cómo el Gobierno mexicano encontró en dos días al presunto homicida de un agente estadounidense y, a fecha de hoy, no se ha encontrado ningún culpable de ninguna de las seis muertes que ha sufrido la familia.

"Basta de impunidad, basta de sangre, esta familia es el ejemplo de lo que está sucediendo en Juárez", concluyó la diputada Teresa Guadalupe Reyes, en una rueda de prensa junto a la familia.