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Asad proclama una amnistía en Siria

La oposición recuerda los miles de detenidos sin juicio

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

El presidente sirio, Bashar al Asad, promulgó un decreto mediante el que concede una amnistía general a quienes hayan cometido delitos durante los diez meses que han transcurrido desde que se iniciaron las protestas contra el régimen el pasado 15 de marzo y que podría beneficiar a millares de detenidos y soldados desertores.

El decreto perdona a los desertores siempre y cuando depongan su actitud y se entreguen a las autoridades antes de que finalice enero. Fuentes de la oposición estiman que en la actualidad hay entre 15.000 y 30.000 militares que han desertado para integrarse en el rebelde Ejército Sirio Libre (ESL), que opera en casi todas las provincias llevando a cabo ataques puntuales contra unidades del Ejército regular.

La agencia oficial SANA dice que la amnistía 'incluye la violación de la ley de manifestaciones pacíficas y los delitos de posesión no autorizada de armas y municiones y de deserción interior y exterior', es decir, tanto de aquellos militares que han permanecido en el país como los que se han marchado al extranjero, principalmente a Turquía y Líbano.

El ministro de Justicia, Tayssir Qalla Awwad, afirmó que el decreto también beneficia 'a quienes han dañado el prestigio del Estado' provocando 'confrontaciones racistas o confesionales' y han intentado 'modificar la Constitución por vías ilegítimas', así como a aquellos delitos de 'adhesión a asociaciones clandestinas'.

Aunque a primera vista es más generoso que otros precedentes, parece muy difícil que el decreto vaya a acabar con las protestas que tienen lugar a diario en distintas poblaciones del país y que han conducido a la detención de 14.000 personas según la ONU, aunque el número de detenidos es muy superior según fuentes de la oposición. También parece muy difícil que muchos desertores vayan a entregarse a las autoridades para acogerse a la amnistía.

Miembros de la oposición en el exilio denunciaron que la amnistía carece de sentido porque la mayoría de los detenidos se encuentran encerrados en instalaciones policiales o militares secretas y no se les ha procesado por nada.

'El problema no es con aquellos a quienes se les ha juzgado o se les ha sentenciado y están en las cárceles, sino con los prisioneros que no sabemos dónde están o no sabemos nada de ellos', dijo Kamal Labwani, un ex preso político sirio que está en Jordania.

Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que este domingo visitó Líbano, lanzó una nueva advertencia dirigida personalmente contra Al Asad: 'Para la violencia. Deja de matar a tu pueblo'.

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