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"El asesinato de mi marido fue un acto de terrorismo nuclear"

Casi cinco años después del ex agente secreto y disidente ruso envenenado en Londres con polonio 210, su muerte continúa siendo un misterio

CONXA RODRÍGUEZ

Casi cinco años después de la muerte de Alexander Litvinenko, el ex agente secreto y disidente ruso envenenado en Londres con polonio 210 tras denunciar la corrupción de los servicios secretos de su país, su muerte continúa siendo un misterio. Su viuda, Marina, ha conseguido que un juez de primera instancia abra una investigación para aclarar los hechos. Las autoridades británicas han solicitado, sin éxito, la extradición del exespía Andrei Lugovoy para que responda acerca del caso, que Marina califica sin reparo como acto de 'terrorismo nuclear'.

¿Qué resultados aguarda de la investigación?

Espero que se conozca la verdad y lleguemos a saber quién asesinó a mi marido. Me han ido informando en estos años de cómo la Policía ha ido recogiendo pruebas e información, pero yo no he visto ninguna prueba científica. Cuando pidieron a Rusia la extradición de Andrei Lugovoy, me dijeron que las bases para la solicitud eran muy contundentes. Rusia, en cambio, ha rechazado la extradición porque va contra los derechos constitucionales de Lugovoy y porque las pruebas, según ellos, son insuficientes. El que era embajador británico en Moscú cuando ocurrieron los hechos me dijo, posteriormente, que las pruebas son muy sólidas.

'El juez compara el caso de Sasha con el de los atentados de Londres'

¿Hay otras teorías sobre su muerte, como represalias o ajustes de cuentas del KGB o de su sucesor, el FSB, para los que trabajó?

Logovoy dice que Sasha [diminutivo de Alexander, en ruso] se suicidó, lo cual todavía tiene menos sentido. Por eso necesitamos la verdad, para zanjar las especulaciones.

¿Tiene el juez suficientes competencias para aclarar la muerte de su marido?

Sí, y ha demostrado voluntad de hacerlo. Compara el caso de Sasha, verdadero terrorismo nuclear, con el de los atentados de Londres, en el sentido de que podían haberse evitado si se hubiese profundizado en el comportamiento de quienes los protagonizaron. En el caso de mi esposo, hubiesen tenido que vigilar a Logovoy a su llegada a Londres.

¿Cree que el Estado ruso, bajo la presidencia de Putin, estuvo detrás de todo?

No estamos seguros totalmente. No obstante, las pruebas que tienen las autoridades británicas llevan a un sospechoso, que es Andrei Lugovoy, a quien Sasha conocía y con el que estuvo antes de ser envenenado. Yo intento ser imparcial para saber quién lo mató. ¿Por qué ahora Lugovoy se ha hecho un personaje público en Rusia convirtiéndose en diputado? Yo confío en la Policía de Londres y sé que Sasha les dio toda la información que pudo en su lecho de muerte.

'Las pruebas contra el exespía ruso, hoy diputado, Lugovoy son muy sólidas'

Cuando Cameron visitó Rusia, Medvédev le dijo que no extraditarán a Lugovoy. ¿Se siente decepcionada?

En cada encuentro entre políticos rusos y británicos, sale el tema de mi marido. Los rusos siempre dicen lo mismo: que no habrá extradición.

¿Caerá el caso en el olvido si Putin es elegido presidente?

Eso quisieran ellos. Mientras me queden fuerzas, lucharé por saber la verdad. Con lo rejuvenecido que regresa, Putin estará los próximos seis años y los siguientes seis, y quizá sea eterno.

'Mi marido colaboró con la Policía española en la lucha contra las mafias'

Ha asistido al juicio que enfrenta a los oligarcas Berezovsky y Abramovich. ¿Para apoyar al primero?

Yo no entro en cómo Berezovs-ky ha hecho sus negocios. A nosotros nos ayudó cuando necesitamos asistencia y su fundación ha concedido una beca de estudios para mi hijo. Todos somos exiliados.

¿Cuáles fueron las relaciones de su marido con España?

Cuando Sasha decidió dejar los servicios de espionaje por todas las guerras que se habían desatado en ellos, empezó a escribir sobre seguridad y a asesorar a policías y a agencias de otros países en temas como la lucha contra el crimen organizado. En este trabajo, colaboró con la Policía española. En Marbella decidió, ante mi incredulidad, que se iba a exiliar a Inglaterra. Y a Marbella volvimos de vacaciones cuando ya vivíamos en Londres.

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