Este artículo se publicó hace 11 años.
El ataque a Siria divide al G-20
Obama, que se dirigirá a los estadounidenses el martes, sigue defendiendo la necesidad de una intervención contra el régimen de Bashar al Asad
El presidente de EEUU, Barack Obama, sigue convencido de la necesidad de lanzar un ataque militar contra Siria por el uso de armas químicas. El mandatario ha informado en una rueda de prensa en San Petersburgo, donde ha asistido a la cumbre del G-20, de que el próximo martes 10 de septiembre dirigirá un mensaje a los estadounidenses en el que podría anunciar el inicio de la intervención contra el régimen de Bashar al Asad.
Obama subrayó que "debe haber una respuesta firme y debe haber medidas serias" para castigar al régimen sirio, pues las armas químicas son un peligro para toda la región. "Seguimos pensando que el régimen de Al Asad ha usado esas armas, y es una tragedia. También es una amenaza para los países vecinos y para todo Oriente Medio porque pueden caer en manos de grupos insurgentes", afirmó Obama.
El presidente de EEUU afirmó que ha tratado sobre el asunto ayer y hoy con sus colegas del G-20, y que continuará en los próximos días tratando de buscar apoyos para una intervención armada. Aunque reconoció que algunos de sus colegas quieren un aval del Consejo de Seguridad de la ONU, y dijo que respeta a quienes piensan que es inaceptable un ataque sin este beneplácito, agregó que dada la inacción del Consejo este principio no puede aplicarse en este caso.
"El Consejo de Seguridad de la ONU prácticamente está paralizado para una decisión sobre la cuestión siria", señaló Obama, en alusión a la postura de Rusia y China contraria a una intervención en Siria. Aseguró que la mayoría de los países del G-20 acusan a Damasco de haber usado armas químicas, aunque Rusia no está de acuerdo.
Una acción contra Damasco sería "una señal para todas las naciones de que no queremos vivir en un mundo así", señaló y dijo que se deben cumplir las normas internacionales. Obama no quiso responder directamente a la pregunta de si ordenará un ataque en el caso de que el Congreso de EEUU no dé su visto bueno, y solo dijo confiar en que recibirá la luz verde.
Obama se reunió finalmente con su homólogo ruso, Vladímir Putin, este viernes en el marco del G-20. Debido a las tensas relaciones bilaterales, en la agenda oficial no estaba previsto un cara a cara entre ambos mandatarios en la antigua capital imperial rusa. Pese a que el mismo Putin destacó que "fue una conversación sustanciosa, constructiva y afable, en un clima de buena voluntad", las divergencias sobre Siria se mantienen. "Nos quedamos cada uno con su propia opinión. Pero hay diálogo", afirmó el jefe del Kremlin.
Putin anunció que acordó con Obama que los jefes de las diplomacias de ambos países, el ruso Serguéi Lavrov y el norteamericano John Kerry, se reunirán próximamente para debatir el problema de Siria. "Han surgido algunas variantes relacionadas con el posible desarrollo de la situación. Desde luego, en una dirección pacífica de esta crisis".
Sin embargo, el presidente ruso dejó claro que Moscú seguirá ofreciendo apoyo económico y militar, como hasta ahora, al régimen sirio en caso de que se produzca un ataque. "Les entregamos armas, colaboramos en el terreno económico. Espero que ampliemos nuestra cooperación humanitaria, principalmente concediendo ayuda humanitaria a los civiles sirios que se encuentran actualmente en una situación difícil", ha añadido.
Putin reiteró que él cree que el ataque químico del 21 de agosto fue obra de los rebeldes que luchan contra el régimen de Al Asad con el fin de propiciar una intervención exterior. Asimismo, ha afirmado que además de Rusia, China, India, Indonesia, Argentina, Brasil, Suráfrica e Italia, países todos ellos miembros del G-20, se oponen a la intervención militar y así lo han manifestado durante la cumbre.
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