Este artículo se publicó hace 11 años.
Un atentado provoca 31 muertos en una tetería de Kirkuk
Un suicida hizo explotar la carga que llevaba adosada al cuerpo en el interior de una tetería de esta rica ciudad petrolera al norte de Irak, dejando también 28 heridos
Al menos 31 personas murieron este viernes y otras 28 resultaron heridas en el ataque de un suicida contra una tetería en la rica ciudad petrolera de Kirkuk, al norte de Irak, informaron a Efe fuentes policiales.
La explosión destrozó el local en el que la gente se había reunido tras romper el ayuno por el mes sagrado musulmán del Ramadán. Un terrorista suicida hizo explotar la carga explosiva que llevaba adosada al cuerpo en el café, donde se encontraban numerosos jóvenes, la mayoría de las víctimas.
También, en otro atentado, al menos diez personas murieron el viernes y otras veinte resultaron heridas por el estallido de un artefacto explosivo en una mezquita chií al norte de la capital iraquí.
La violencia es parte de la campaña de ataques integristas que han aumentado desde principios de año y que ha motivado advertencias por la extensión del conflicto en un país en el que kurdos, chiíes y suníes aún no han encontrado un compromiso estable para compartir el poder.
Kirkuk, a 250 kilómetros al norte de la capital, Bagdad, es una zona rica en petróleo y se encuentra en el confín de una región en una disputa entre el Gobierno central encabezado por los chiíes y los kurdos que quieren que la ciudad se incorpore a la región autónoma kurda en el norte del país.
En 2007 se iba a celebrar un referéndum para determinar el estatus de la ciudad, pero las diferencias políticas impidieron que se llevara a cabo.
Además se encuentra en una zona conocida como "las áreas en disputa", que corre a lo largo de una controvertida frontera entre la región de Kurdistán y el Irak árabe, desde Siria en el oeste a Irán en el este.
Nadie se atribuyó la autoría del atentado, pero los insurgentes han ganado fuerza en los últimos meses, sobre todo entre la minoría suní, descontenta con el dominio de los chiíes desde la caída de Sadam Husein con la invasión liderada por Estados Unidos en 2003.
El delicado equilibrio entre los diferentes grupos étnicos y religiosos en el país se ha visto tensado por la guerra en la vecina Siria, en la que los rebeldes en su mayoría suníes combaten para derrocar al presidente Bashar al Asad, que pertenece a los alauíes, una rama minoritaria del islam chií.
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