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Bahrein aplasta la revuelta chií

Seis personas mueren en choques entre la Policía y los manifestantes

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El primer ministro de Bahrein, Jalifa bin Salmán al Jalifa, en el cargo desde 1971 y tío del actual rey, ha mostrado este miércoles la verdadera cara de un régimen que no está dispuesto a abandonar el poder. A pesar de anunciar que adoptará reformas, el Gobierno ha enviado la Policía para desalojar por la fuerza la plaza de la Perla, centro de las manifestaciones de la mayoría chií contra un sistema político y económico dominado por los suníes. Al menos seis personas tres agentes y tres manifestantes han perdido la vida en los enfrentamientos, han informado fuentes médicas.

En una operación lanzada menos de 24 horas después de que Bahrein declarase la ley marcial, la Policía se ha desplazado en líneas compactas hasta la plaza de la Perla. Los helicópteros sobrevolaban la zona mientras grupos de jóvenes lanzaban bombas incendiarias contra los agentes, que respondieron con gases lacrimógenos. No está claro si las tropas unos 1.000 hombres del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que llegaron el lunes desde la vecina Arabia Saudí, han participado en el asalto. Las autoridades de Manama han asegurado que no.

«Manama va por el camino equivocado», dice Hillary Clinton

No hay información sobre el número de heridos y el lugar ha quedado prácticamente despejado en dos horas. Policías antidisturbios bloquearon el acceso al hospital Salmaniya de Manama donde muchos de los afectados civiles habían sido tratados anteriormente y era difícil conseguir cifras de víctimas.

El objetivo de las autoridades era despejar el centro de Manama, donde miles de personas en su mayoría chiíes acampaban desde hacía semanas para exigir a la monarquía cambios políticos y económicos. Los chiíes representan el 70% de la población bahreiní, aunque sufren discriminación social y laboral. El domingo, los manifestantes bloquearon uno de los pasos importantes a la zona financiera, lo que afectó a la economía del país y a la de la principal región exportadora de petróleo del mundo. Barricadas de metal y piedras han bloqueado la principal carretera y la mayoría de las tiendas del país han permanecido cerradas. Este miércoles, en la plaza de la Perla, había unas 500 personas.

La monarquía de la familia Al Jalifa se beneficia del respaldo diplomático y militar de Arabia Saudí, la gran potencia regional y mayor productor de petróleo del mundo. Las peticiones de fin de la monarquía han alarmado a la minoría suní, que teme que la revuelta pueda beneficiar a Irán, chií y no árabe.

Los antidisturbios desalojan la plaza de la Perla, símbolo de las protestas

El miércoles en Manama, la calma ha vuelto a partir de las 16.00 horas (dos horas menos en la España peninsular), al comienzo del toque de queda que afecta algunas zonas de la capital de Bahrein. Las calles han aparecido prácticamente desiertas, aunque todavía podía escucharse el sonido de disparos. El régimen pidió en un comunicado la colaboración de los ciudadanos para respetar el estado de emergencia, que durará tres meses.

La violencia usada este miércoles por las autoridades ha sido duramente criticada por dos ministros: Nizar al Baharna y Mayid al Alaui, titulares de Sanidad y Vivienda, respectivamente, que han dimitido del Gobierno de Jalifa bin Salmán al Jalifa. Al Baharna y Al Alaui son chiíes, como los dos jueces que también han renunciado el miércoles a sus cargos.

Estados Unidos, el gran aliado de Bahrein, que alberga la V Flota de la Marina estadounidense, ha reaccionado poco después del asalto. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha advertido de que las autoridades de Manama iban 'por el camino equivocado'. 'Lo que está pasando en Bahrein es alarmante. No se puede responder con medidas de seguridad a las peticiones de los manifestantes', ha dicho desde El Cairo.

El vicesecretario de Estado, Jeff Feltman, ha sido enviado a Bahrein para impulsar conversaciones que resuelvan la crisis.

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