Este artículo se publicó hace 14 años.
Bélgica sufre el peor choque de trenes en más de tres décadas
La colisión de dos cercanías a las afueras de Bruselas causa 18 muertos y 162 heridos
Un semáforo que o bien no se encendió, o bien fue ignorado por el conductor, condujo a dos trenes al choque frontal más aparatoso y sangriento en Bélgica desde 1974 que dejó al menos 18 muertos. El accidente se produjo a las 8.30 de la mañana en Hal, una localidad flamenca de la periferia de Bruselas, improvisado epicentro del caos que todavía no ha devuelto a la normalidad a las conexiones ferroviarias belgas y que afecta también el tráfico con Francia y Reino Unido.
Las autoridades locales hablaron de 162 heridos. "Es una verdadera catástrofe, una sacudida para el país", aseguró el presidente de la región de Valonia, Ruddy Demotte, uno de los responsables políticos que, junto al primer ministro y el rey, se desplazó a Hal tras la catástrofe. La empresa de los ferrocarriles belgas, SNBC, dijo que entre 250 y 300 personas viajaban en los dos trenes.
Las causas del choque son inciertas y no se harán públicas hasta que concluya la investigación, aseguraron las autoridades federales. Las primeras informaciones apuntan a un fallo en la señalización visual de la vía debido a un problema eléctrico, aunque no se descarta que el conductor de uno de los trenes no viese el semáforo que habría evitado el choque. La línea dispone de un sistema de frenado automático en caso de que el tren no respete un semáforo en rojo.
Sin embargo, la empresa operadora de la red ferroviaria belga aclaró poco después de la hecatombe que no todos los trenes están equipados convenientemente para interpretar correctamente esas señales de emergencia, que en Bélgica sólo emiten un cuarto de los 9.000 semáforos.
Pocas horas después del desastre, esta deficiencia había creado ya un debate nacional sobre la inversión en seguridad en un sistema ferroviario usado masivamente para tráfico interior y conexiones con Francia, Alemania, Holanda o Luxemburgo. "No entendemos que no hayan sido invertidos los medios suficientes para dotar a la red con los recursos tecnológicos suficientes que habrían permitido evitar este accidente", aseguró la Asociación de Clientes de Transportes Públicos (ACTP), que calificó la red ferroviaria como "obsoleta". La práctica totalidad de los trayectos en las cercanías de Bruselas fueron suspendidos, incluido el tren de alta velocidad que conecta la capital belga con París. Las líneas de alta velocidad con París y Londres seguirán suspendidas durante hoy.
Los relatos del pánico se multiplicaron a medida que los supervivientes salieron de los trenes, donde inicialmente permanecieron por el riesgo de electrocución con unas catenarias hechas trizas. "Fui despedido contra el asiento de delante", relató Sébastien Duckers, de 23 años, que sobrevivió al choque. "Vi a un hombre muerto, fuera, y a la gente del otro tren haciendo gestos por la ventana y pidiendo ayuda", aseguró a la prensa mientras exhibía contusiones leves en la cabeza.
"Venía de Mons [una localidad cercana] y cuando llegamos a la altura de Hal, de repente, sentimos un frenazo brusco y un choque enorme", relató Giuseppe, otro de los heridos, a la televisión. "Todo pasó muy rápido, en apenas dos segundos", añade. Tras el choque, los cientos de pasajeros vivieron "un momento de incomprensión: después vimos la sangre y todo el mundo entró en pánico".
Ayudar y esperar"Todavía no nos lo creemos", aseguraba bajo la nieve otro pasajero que escapó ileso a la tragedia. "¿Cómo es posible que todavía hoy pase algo así?", se preguntó, quizás en relación al accidente que en 2001 dejó ocho muertos en la localidad de Pécrot . "Lo único que pudimos hacer es ayudar a los heridos, evitar que sangrasen más y luego... esperar".
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