Este artículo se publicó hace 16 años.
Belgrado ve más cerca la independencia de Kosovo
La capital vive la segunda vuelta de las elecciones con resignación.
Que nadie se engañe, el verdadero deporte nacional de los serbios no es el baloncesto, sino el cotilleo a la hora del café.
Basta con visitar los bares de Belgrado y escucharles conversar y especular apasionadamente de sus vecinos, sus parientes y, sobre todo, de sus políticos.
"Aquí todo es emocional, no hay término medio", dice con una sonrisa Igor, un informático de 34 años. Como ejemplo, cita a su padre.
Hace unos meses montó un drama porque decidieron vender el viejo coche familiar tras diecisiete años y el triple de averías.
"Se le caían las lágrimas, no entendía que pudiéramos hacerlo. Así somos los serbios. ¿Cómo vamos a reaccionar cuando perdamos Kosovo?", bromea con el humor negro típico de los Balcanes.
En el fondo, lo tienen asumido. Para la mayoría, la independencia de Kosovo es sólo cuestión de días, y no de quien gane las elecciones que hoy decidirán quién es el nuevo presidente de Serbia.
El tema se repite en las tertulias cafeteras desde hace demasiado tiempo y algunos ya no soportan la agonía, piden un cambio definitivo.
"Estamos exhaustas", explicaban ayer Tanja y Beca. Demasiados años acaparando titulares en los telediarios de todo el mundo y ninguno bueno. "Die-ci-sie-te", remarca Tanja.
Ambas lo tienen claro, votarán al candidato del Partido Democrático (DS), Boris Tadic, el actual presidente serbio, de carácter reformista y pro europeo.
Si gana su rival, el líder del ultranacionalista Partido Radical Serbio (RSS), Tomislav Nikolic, Beca tiene clara su decisión: "Haré las maletas y no volveré jamás. Ya no aguanto ni un día más. No me quedan fuerzas", asegura.
Para esta belgradense de 40 años, actualmente en paro, como más del 20% de sus compatriotas, Nikolic representa la vuelta atrás, revivir lo peor de la era Milosevic.
Sin embargo, la victoria de su favorito tampoco la hará saltar de alegría. "Se trata de ser prácticos y de ingresar en Europa, y eso sólo lo conseguiremos con Tadic.
Pero es obvio que en este tiempo no ha hecho demasiado. Seguimos sufriendo mucha corrupción y cada vez hay más desigualdades sociales", argumenta Tanja.
Eso sí, su victoria acabaría con la tensión de los últimos días, en los que nadie se atreve a aventurar el nombre del vencedor.
La distancia entre ambos candidatos es demasiado pequeña. En la primera vuelta de las elecciones, celebrada el pasado día 20, Nikolic obtuvo el 39,9% de los votos, Tadic, el 35,4%.
El problema es que ninguno de los dos presidenciables tiene suficiente carisma, se quejan los contertulios de un café del barrio de Dorcol, uno de los más emblemáticos de la capital serbia.
En esta zona, todos aseguran que votarán a Tadic. "A Nikolic lo votan los nostálgicos y la gente pobre del extrarradio", coinciden.
Pero, algunas encuestas les quitan la razón. También los pocos votantes de Nikolic que se atreven a reconocerle en público.
Sasa, un traductor de inglés de 34 años, es uno de ellos. Nacido en Kosovo, este serbio tiene claro que no desea renunciar al "corazón de su país".
Cree que Nikolic es el único que puede evitar que se independice, pero se cuida mucho de anteponer otras razones "más racionales" para justificar su voto.
"El DS está corrupto. Hay más de 100 jóvenes menores de 35 años en el partido con fortunas de más de un millón de euros. Con ellas han montado todos los bares modernos de la ciudad".
Nadie puede comprobar la veracidad de este nuevo rumor, pero se trata sólo de especular mientras se toma café. Esta noche, pendientes del televisor y el recuento electoral.
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