La tensión en las fronteras de Bielorrusia no cesa. En esta ocasión, el país liderado por Aleksandr Lukashenko ha anunciado que está planeando unirse a Rusia en su lucha contra Europa occidental y, por otro lado, Ucrania. Asimismo,  ha plantado cara a Lituania, a quien acusa de asesinar migrantes en su frontera. 

De los dos frentes que pretende combatir junto a Rusia, en Ucrania, según ha anunciado el ministro bielorruso de Defensa, Víctor Jrenin, "la situación continúa caldeándose", pues en torno a sus fronteras "se están creando agrupaciones militares, tanto en el flanco occidental como en el meridional". 

Por su parte, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ya denunció el pasado viernes que, para el próximo 1 de diciembre, se está preparando un golpe de Estado en Kiev. Además, tanto medios de Ucrania, como estadounidenses, han alertado, en base a la concentración militar rusa (que estiman en un unos 90.000 militares) en la frontera de un posible ataque de Rusia.

Sobre su lucha contra Occidente, ha sido el propio Lukashenko el que ha anunciado que se pondrán del lado de Rusia, si las fuerzas occidentales desatan un conflicto a cualquier altura de la frontera rusa. 

En este sentido, ha  desvelado su petición a Jrenin de elaborar un plan de defensa de las fronteras en caso de agresión. Asimismo, ha destacado la presencia de diversas unidades de reacción rápida que podrían ser desplegadas en "cualquier punto de Bielorrusia en el plazo de tres horas". 

Contra Europa

Además, ha aprovechado la muerte de un refugiado para acusar a Lituania del fallecimiento de este y de otras personas migrantes en la frontera entre ambos países. 

"En esta crisis migratoria, los villanos han ido tan lejos hasta matar a gente", lamentando que las personas lleguen, desde el lado europeo, a la frontera "muertos y casi muertos". 

Europa no se ha quedado callada. Ha aprovechado la acusación del líder bielorruso para achacarle que ha tolerado la aglomeración de migrantes a modo de presión contra el bloque europeo. 

De acuerdo a las organizaciones que velan por el cumplimiento de los Derechos Humanos, estiman que, desde el comienzo de la crisis, se han dado una decena de muertes.