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Brasil restaura la memoria de su herencia africana

Se celebra el Día de la Conciencia Negra gracias a las medidas de inclusión de Lula

Bernardo Gutiérrez, corresponsal

Zumbi dos Palmares podría ser el héroe nacional brasileño. Reune todas las condiciones de un mártir. A finales del siglo XVII luchó ferozmente contra el imperio portugués. Fundó una república independiente de once ciudades amuralladas en el actual estado de Alagoas, en el nordeste. Su reino, casi del tamaño de Portugal, llegó a tener 50.000 habitantes. Y resistió 94 años al poder colonial. Por si fuera poco, Zumbi fue degollado por las tropas imperiales y su cabeza se mostró en público para combatir su leyenda de inmortalidad. Los ingredientes de la receta mártir están completos. Pero un pequeño detalle provocó que Zumbi, más que un héroe, figurase en los libros escolares como un bandido.

Zumbi era negro. Su reino estaba conformado por esclavos huidos. Y los quilombos, como se conoce a las 743 comunidades de herencia directa africana que todavía existen en Brasil, se dieron por muertos. Un borrón sucio del pasado.

Pero la llegada de Inácio Lula da Silva al poder supuso un giro radical. La primera ley tramitada por Lula en 2003 incluía obligatoriamente en la enseñanza una asignatura de historia de África y la cultura afrobrasileña. Lula creó la Secretaría Especial de Políticas de Promoción de la Igualdad Racial y dio cargo de ministra a Matilde Ribeiro. El chaparrón de medidas de Lula irritó a la élite blanca: cuotas para afrobrasileños en las universidades, títulos de propiedad para los habitantes de los quilombos, refuerzos en la salud de la población negra. Y se declaró el 20 de noviembre, el aniversario del asesinato de Zumbi, como el día oficial de la Conciencia Negra.

Agenda Social Quilombola

No es casualidad que 267 ciudades de Brasil celebrasen ayer con orgullo el día de la Conciencia Negra, algo impensable hace 20 años. Marchas multitudinarias en São Paulo y Salvador de Bahía. Festivales de música y cultura afro en todo Brasil. Donación festiva de sangre negra en las calles de Río de Janeiro. Y medidas llegadas desde el Gobierno Lula: el ministro de Cultura, Gilberto Gil, inauguró el lunes el Memorial Zumbi dos Palmares en Alagoas. La ministra Matilde Ribeiro lanzó en Brasilia la Agenda Social Quilombola, en ayuda a la población de los quilombos.

¿Pero cuáles son los principales problemas en un país con 77 millones de descendientes de africanos? "120 años después de la abolición de la esclavitud, la realidad ha cambiado poco. La desigualdad es brutal", asegura Regina dos Santos, jefa de proyectos de la ONG Criola. Las cifras hablan por sí mismas. Los blancos ganan casi el doble que los negros, estudian más (9,8 años frente a 7,7, según el Instituto Brasileño de Geoestadística) y ocupan más altos cargos (4 veces más, según la Fundación Seade). Los afrobrasileños sólo superan a
los blancos en analfabetismo (18% frente a 8%, según el Instituto de Estudios de Economía Aplicada). Y en tasa de asesinatos.

Para Aderval Ashogun, de la ONG Oma Aró, el racismo está incrustado en la sociedad: "En el censo de Brasil, la persona es quien autodefine su raza. Hay miedo histórico a declararse negro. Gracias a Lula, los negros van reconociendo con orgullo su condición". En 1940, el 63,4% de los brasileños se declaraba blanco en el censo del IBGE. Ya en el censo de 2005, el 6,3% de los brasileños se declara negro y el 43,2% pardo (mezcla de negro con blanco o indio), casi un 50% del total. "Creo que las políticas de Lula están dando resultados. Las cuotas raciales para las universidades me parecen fundamentales", asegura Haroldo Costa, actor que saltó a la fama en 1956 al protagonizar la obra de teatro Orfeu da Conceição,
versión afro del mito de Orfeo dirigida por el mítico poeta y músico Vinicius de Moraes.

Cuotas universitarias

Rodrigo Reduzinho, 30 años de edad y vendedor de una tienda, estudia Ciencias Sociales en la Universidad Estatal de Río de Janeiro gracias al sistema de cuotas. "Creo que es un hecho positivo que ayudará a la población negra. Aunque no es suficiente, pues faltan ayudas económicas", dice Rodrigo. Como él, 9.163 estudiantes brasileños son cuotistas en 55 universidades públicas.

Un proyecto de ley del Gobierno Lula, que establece cuotas fijas para negros e indios, todavía está en trámites. Pero ha ayudado, en palabras de Frei David, director de la ONG Educafro, a que muchas universidades se adelantasen a la ley: "La verdadera revolución de la igualdad se está fraguando en las universidades gracias a las cuotas". Thimothy Mulholland, vicerrector de la Universidad Nacional de Brasilia, centro que reserva un 20% de su plazas para negros y pardos, afirma que la "ley nacional permitirá corregir una marginación racial histórica".

"Antes de Lula, apenas el 2% de los negros llegaba a la Universidad. En pocos años, veremos cambios profundos en la sociedad", asegura Frei David. Sin embargo, no es oro negro todo lo que reluce. Rodrigo Reduzinho denuncia racismo y prejuicios contra los cuotistas en su universidad. "Dentro es igual que fuera. El negro siempre está considerado por debajo", asegura.

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