Este artículo se publicó hace 14 años.
Los británicos muestran su alergia a los cambios
Hoy se realiza el escrutinio del referéndum de la reforma electoral, pero todos los sondeos apuntan a una derrota del 'sí', apoyado por Nick Clegg

Políticos y periodistas coinciden en que los británicos no muestran un entusiasmo especial por los referendos. La última vez que fueron convocados con tal fin fue en junio de 1975, con ocasión de la entrada en la Comunidad Económica Europea. Ante una cuestión tan importante, la participación sólo alcanzó un nada espectacular 65%.
El referéndum de ayer sobre la reforma del sistema electoral, cuyo escrutinio no comenzará hasta la tarde de hoy, tendrá una abstención mucho mayor. La atención de los medios de comunicación ha estado más centrada en la boda real y, después, en la muerte de Osama bin Laden. Pero la propia campaña de la consulta ha estado muy lejos de despertar el interés de los ciudadanos. En un editorial, The Times la ha calificado de "decepcionante y deshonesta", y quizá se haya quedado corto.
El índice de participación puede llegar a batir récords negativos
Para confirmarlo, el exministro laborista de Interior David Blunkett, partidario del no, dijo ayer que uno de los argumentos más utilizados por los opuestos a la reforma es falso. La introducción del sistema de voto alternativo no supondría un coste extra de 250 millones de libras.
Esa es precisamente una de las razones argumentadas por el primer ministro, David Cameron, en un email enviado ayer a sus partidarios: "No hay mucho dinero ahora, así que, ¿por qué deshacernos de un sistema barato por otro que nos costará más dinero y traerá más burocracia?".
El voto alternativo es el que está en vigor en Australia, sin que allí sea necesario un gasto extra ni emplear máquinas automáticas en el escrutinio, otra de las acusaciones de la campaña del no.
The Times' califica la campaña de "decepcionante y deshonesta"
Los atajosLos partidarios de la reforma también han tomado sus atajos. La promesa de que los diputados trabajarían más con el nuevo sistema no parece muy fiable. Aún menos la idea de que se producirían menos escándalos como el de los gastos en las facturas de los parlamentarios.
El sí ha dejado escapar la oportunidad de poner de relieve con mejores argumentos el hecho de que dos terceras partes de los diputados son elegidos con mayorías inferiores al 50%. O que un alto número de escaños está adjudicado antes de comenzar la campaña porque los diputados salientes cuentan con mayorías insuperables para el resto de contrincantes.
Es la segunda consulta convocada en los últimos 36 años
La mayor parte de la culpa de la previsible derrota del sí recaerá sobre los hombros de Nick Clegg. El viceprimer ministro se ha visto sorprendido por la contundencia de la intervención de Cameron en la campaña. Su mala imagen ha hecho que el líder liberal haya sido incapaz de movilizar a los partidarios de la reforma.
Quizá el resultado no hubiera sido muy diferente con otro tipo de campaña. Según un sondeo de YouGov, el 59% no sabe qué apoyaba Ed Miliband (el sí) y el 40% tampoco lo sabía con relación a Cameron (el no). Los políticos no se han prodigado demasiado, pero estos datos hacen dudar del interés de los votantes en el tema.
Ayer también se votó en Escocia. El nacionalista Alex Salmond confía en obtener la reelección como primer ministro escocés y ya ha alquilado un helicóptero para presentarse hoy en Edimburgo como vencedor. La encuesta de YouGov le concede 54 escaños, por 46 para los laboristas.
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