Este artículo se publicó hace 13 años.
Bruselas respalda el bloqueo de Francia a los trenes italianos
La Comisión cree que París, que frenó la entrada de inmigrantes procedentes de Italia, no violó la libre circulación
La Comisión Europea respaldó ayer la decisión tomada el domingo pasado por el Gobierno francés, para impedir que llegase un grupo de 60 tunecinos procedentes de Italia, de interrumpir el tráfico ferroviario en la frontera franco-italiana. Según la comisaria de Interior, Cecilia Malmström, Francia "tenía derecho" a efectuar dicho control. En una carta enviada a Bruselas, el Gobierno de Sarkozy argumentó que el corte de tráfico "se debió a una cuestión de orden público" y "fue una interrupción temporal" tras la que volvió la calma en la frontera, según Malmström.
El control estaba diseñado como una advertencia de París a Roma, que está dando permisos de residencia temporales a inmigrantes del norte de África, en su mayoría tunecinos y libios. Esta práctica, según Malmström, está dentro de las competencias exclusivas del Gobierno italiano, por lo que ni Bruselas ni sus socios del espacio de libre circulación Schengen pueden más que presionar para que cambie de conducta.
El Gobierno galo paró la circulación sólo por un grupo de 60 tunecinos
El acuerdo Schengen, que garantiza la libre circulación sin controles en un espacio único que abarca 25 países europeos, permite a los países miembros realizar controles policiales en las fronteras a condición de que sean temporales y persigan proteger la seguridad nacional.
Sin embargo, la crisis va más allá de la aplicación de Schengen. En la última reunión de ministros de Interior de la UE, el titular italiano, Roberto Maroni, criticó que la UE "se moviliza muy rápidamente para salvar a la banca o declarar la guerra", pero no cuando se trata de asistir a un Estado miembro. El resto de estados, con Alemania, Francia y España a la cabeza, relativizaron la crisis migratoria y aseguraron que Italia tiene capacidad más que de sobra para asistir a los más de 28.000 inmigrantes llegados desde el norte de África (hasta el 5 abril, los que han llegado después han sido repatriados en avión a sus países de origen).
DisensionesCon el tráfico ya abierto, Roma dijo que el incidente estaba «olvidado»
En Francia, con tanto temor por un tren cargado con sólo 60 tunecinos, las cifras hablan por sí solas: 179.000 entradas legales de inmigrantes extraeuropeos en Francia en 2009; 188.000 entradas en 2010. Como solas hablan las disensiones entre la ministra de Economía, Cristine Lagarde, partidaria de potenciar la inmigración laboral, y el ministro de Interior, Claude Guéant, que dice que va a cercenarla. Como por sí sólo habla el ascenso de la líder xenófoba Marine Le Pen, impulsada por los mismos medios que arropan a Nicolas Sarkozy. Y de esa ecuación sale una conclusión: si París airea tanto el minúsculo incidente con Italia, es porque le permite ofrecer la imagen ideal de dureza en período preelectoral.
La cifra oficial proporcionada por el Ministerio de Interior habla de unos 200 sin papeles procedentes de Lampedusa. Y el incidente del domingo pasado concernía sólo a unos 60 tunecinos que intentaban pacíficamente viajar en tren, escoltados por unos 200 activistas.
París no reparó en esfuerzos. Bloqueó la circulación ferroviaria en el sector fronterizo Menton-Vintimigle, y también en Niza. Y cometió ese golpe, sabedor de que los ferroviarios franceses, de fuerte tradición militante, iban a trasladar los retrasos en toda la red sur, acarreando retrasos de entre 40 minutos y dos horas en cientos de trenes de largo recorrido y de alta velocidad.
Varios estados afirman que Italia puede asistir a los 28.000 llegados
Incidente "aclarado"París, entonces, pudo cantar victoria. Bruselas lo absolvió por el parón de trenes, y Roma declaró ayer que el incidente estaba "aclarado". Y, sin embargo, lo ocurrido el domingo y lo que ocurre con Lampedusa es insignificante en el sentido literal de la palabra.
Según las cifras oficiales de la Oficina Francesa de Inmigración e Integración (OFII), 188.000 extraeuropeos se instalaron con todas las de la ley en Francia en 2010. Esa cifra representa una subida de más del 5% respecto a los 179.000 de 2009. Sigue sin haber una estimación oficial de la cifra de sin papeles, pero fuentes del Ministerio de Interior hablan de entre 200.000 y 400.000.
"Francia bloquea a 60 tunecinos en la frontera y pone en escena su conflicto con Italia". Este titular del semanario Politis fue ayer, sin duda, el que mejor resumió la situación. El Gobierno galo puja en una pelea de gallos, para aparecer como defensor de supuestos "intereses nacionales".
En Bucarest ayer, Guéant aseguró que Francia respeta "al pie de la letra" Schengen, frase que cabe interpretar en el particular contexto francés: Por ejemplo, durante la ofensiva antigitanos del verano de 2010, después de haber dejado circular en las administraciones una orden ministerial directamente racista que ordenaba a los policías atacar "en prioridad" campamentos de romaníes, París se limitó a retirarla, sin presentar ante el juez a los funcionarios autores de la orden. Mas recientemente, este diario pudo verificar que el Gobierno francés viola directivas europeas para impedir que trabajadores con permiso de residencia de larga duración expedido en España puedan ejercer su derecho a buscar trabajo en Francia u otro país de la zona Schengen.
La inmensa mayoría de los medios independientes de Francia no se equivocaron: Dedicaron apenas unas líneas o unos segundos al caso que Nicolas Sarkozy quiere convertir en escena central. Porque ese teatro no cambia las claves fundamentales: el cerrojo fabrica más sin papeles, en el marco de una inmigración que crece.
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