Este artículo se publicó hace 12 años.
El 'bunga bunga' de Finmeccanica
Silvio Berlusconi procuró contactos en la multinacional del armamento italiana para intentar comprar el silencio de uno de sus proxenetas
D.P.
Sin duda, el caso más pintoresco sobre Finmeccanica tiene que ver, como no podía ser de otro modo, con Silvio Berlusconi. En septiembre de 2011 la Fiscalía de Nápoles ordenó el arresto del empresario Gianpaolo Tarantini, su mujer y el periodista Valter Lavitola por haber extorsionado al ex primer ministro pidiéndole al menos 500.000 euros. Tarantini estaba siendo investigado por la Fiscalía de Bari por haber ejercido de proxeneta para Berlusconi en sus fiestas con la intención de que éste le relacionara con determinadas empresas estatales.
Y una de ellas era Finmeccanica. De los pinchazos telefónicos entre Tarantini y Lavitola se desprende que el primero llevaba tiempo haciendo negocios con personas importantes en el entorno del grupo militar y que Berlusconi habría favorecido ese trato con tal de que no hablara de las fiestas en su mansión de Roma.
Al final, los fiscales empezaron a temerse que Il Cavaliere, en lugar de ser chantajeado por Tarantini estaba pagándole de diversos modos para comprar el silencio del empresario.
Lavitola, un caradura 'made in Italy'La de Lavitola, por su parte, es una historia increíble. Era director del diario tapadera y proberlusconiano, Avanti, y está acusado de utilizar 23 millones de euros para fines personales de los fondos que el Estado concede a los editores de prensa. Cuando estalló el caso Tarantini, los medios publicaron varios pinchazos telefónicos que demostraban su relación personal con Berlusconi.
Lavitola hacía negocios para Finmeccanica en CentroaméricaEl primer ministro le recomendó quedarse en Bulgaria cuando explotó el escándalo y le confesó por teléfono querer irse "de este país de mierda". Lavitola llegó incluso a regalarle varias tarjetas de teléfono extranjeras a Berlusconi para que no pudieran interceptarle el móvil.
Poco después del desfogue de Berlusconi apareció un vídeo en el que se observa a Lavitola descender del avión presidencial durante una visita oficial del ex primer ministro a Panamá. Según la versión del periodista, como Il Cavaliere no había satisfecho su vocación de ser diputado, le dio la oportunidad de hacer negocios para Finmeccanica en Centroamérica.
Lavitola estuvo ocho meses huido de la Justicia en Panamá y cuando volvió a Roma decidió colaborar con los fiscales. Les dijo que hacía de intermediario para Finmeccanica y que había participado en la venta de seis helicópteros y un radar al Gobierno panameño. "Quería firmar cinco o seis contratos importantes para ingresar 100.000 euros", explicó en un interrogatorio en el que afirmó que Paolo Pozzerese -director comercial de Finmeccanica- era su enlace, pero que llegó a reunirse en una ocasión con Pier Francesco Guarguaglini, hoy procesado por corrupción, cuando era presidente de la multinacional de armamentos.
También se sabe que ofreció al Gobierno panameño la construcción de dos cárceles que nunca llegaron a realizarse, que llegó a llevar al presidente de Panamá a la mansión de Berlusconi en Cerdeña, y ahora se le acusa de corrupción internacional.
Y también aparece el yerno de AznarPozzerese no es ajeno a todo esto. También en septiembre de 2011 los fiscales napolitanos observan que en varios pinchazos telefónicos habla de presuntos negocios con comisiones de por medio. En esas conversaciones interceptadas aparece el nombre de Alejandro Agag, yerno del expresidentes, José María Aznar, quien en teoría tendría que haber cerrado un contrato de 600 millones con Colombia junto a la exmiss colombiana Debbie Castañeda, también conocida de Berlusconi.
Según la Fiscalía, a Agag le correspondían 30 millones por su intermediación, que nunca se llegó a cerrar. El yerno de Aznar negó en todo momento los hechos.
Puede que sea un personaje anecdótico más en todo el circo de Finmeccanica, pero los fiscales en su auto dejaron claro cómo funciona el conglomerado: "Hay numerosos movimientos en marcha para la venta de productos de distintas filiales de Finmeccanica a diversos sujetos extranjeros en Arabia Saudí, Malasia, Kuala Lumpur o Colombia [...] lo que es la enésima prueba de la práctica de algunos representantes de Finmeccanica para corromper a los representantes de gobiernos extranjeros y poder adjudicarse los concursos".
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