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Bush arenga a los árabes para que se democraticen

En Sharm El Sheij, Bush evitó toda crítica a la política israelí

EUGENIO GARCIA GASCÓN

El presidente Bush cerró ayer su gira de cinco días por Oriente Próximo con una extensa retahíla de críticas al mundo árabe en la conferencia de líderes sunníes que durante dos días se ha celebrado en el balneario egipcio de Sharm el-Sheij, en la península del Sinaí.

Los responsables árabes tuvieron que escuchar impertérritos la arenga de Bush en contra la represión política y la situación de las mujeres en el mundo árabe en un discurso diametralmente opuesto al que pronunció tres días atrás ante el parlamento israelí.

Aunque la democracia deja mucho que desear en Israel en una gran variedad de derechos humanos elementales, como la prohibición de matrimonios mixtos o el divorcio, derecho que se reconoce únicamente para los hombres, Bush no emitió la menor crítica al Estado judío.

Sin embargo, ayer arremetió contra los árabes denunciando la ausencia de democracia. El presidente de los Estados Unidos argumentó que  la democracia no es un concepto occidental sino universal, que los árabes deben asumir.

'En Oriente Próximo a menudo la política ha consistido en que un líder esté en el poder y la oposición en prisión', dijo Bush en referencia a Egipto.
Adhesión ciega a Israel

Fiel a la doctrina de los neocons, Bush ignora las fuertes corrientes fundamentalistas en la región, como ya le ocurrió cuando se empeñó en que los palestinos celebraran unas elecciones que dieron la victoria a Hamás.

Adherido ciegamente a Israel, hasta un punto sin precedentes, Bush se niega ahora a dialogar con Hamas e impulsa la 'democratización' de Egipto sin reparar en la desastrosas consecuencias que una victoria de los Hermanos Musulmanes podría tener para todo Oriente Próximo.

El balance de su gira es cuando menos decepcionante. Bush se ha limitado a hacer oratoria a favor de Israel sin ni siquiera apremiar a ese país a detener la voraz construcción en las colonias judías que se multiplican en los territorios ocupados.

La paz que persiguen Israel y Estados Unidos es una imposición sin condiciones y alejada de la justicia, una palabra que a los árabes les hubiera gustado escuchar de la boca de Bush pero que no figura en el vocabulario del presidente.

La administración neocon de Washington ha irrumpido en Oriente Próximo como un elefante en una cacharrería y la consecuencia es que hoy tenemos una región mucho más inestable que la que existía hace ocho años.

Pero a Bush todavía le quedan por delante ocho meses de mandato y la situación puede deteriorarse todavía más. 

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