Público
Público

Una búsqueda contrarreloj

La señal de las cajas negras del Airbus se apagará en 4 días

ALEJANDRA GALÁN

Comienza la cuenta atrás. El próximo martes 30 de junio se cumplen treinta días de la desaparición del vuelo 447 de Air France, que cayó en el Océano Atlántico con 228 personas a bordo mientras recorría el trayecto Río de Janeiro-París. Eso significa que en sólo cuatro días las cajas negras del avión dejarán de emitir señales, con lo que hallarlas sería casi imposible.

De ahí que las autoridades brasileñas estén desplegando todos los recursos de los que disponen incluyendo un submarino nuclear y avanzados sensores acústicos prestados por Estados Unidos para peinar una zona de 80 kilómetros de radio en las que se cree que pueden encontrarse las preciadas cajas. Es allí, al norte de la isla de Fernando de Noronha, donde se han localizado ya medio centenar de cuerpos de víctimas, restos de sus equipajes y partes del fuselaje de la aeronave.

Las cajas negras podrían haber caído a una gran profundidad o encontrarse en alguna de las colinas del sistema montañoso submarino que existe en esa zona. Más improbable parece que se hayan destruido, pues el dispositivo está diseñado para sobrevivir a grandes impactos, al fuego y a una presión de hasta seis kilómetros de profundidad.

Si las cajas negras dejan de emitir señales, encontrarlas será como hallar una aguja en un pajar. Pero eso no tiene por qué significar que el vuelo 447 siga cubierto de incógnitas. 'Los aviones de esa generación tienen un equipo llamado ACARS (Automatic Comuniaction and Reporting System), un pequeño ordenador que envía comunicaciones vía satélite. No recoge tantos datos como las cajas negras, pero son suficientes para saber si la aeronave tenía algún defecto', ha señalado un grupo de expertos en seguridad aérea al diario O Globo.

De momento, perdura el enigma, aunque es difícil saber hasta qué punto las autoridades francesas y la aerolínea están informando de sus avances. El Airbus atravesaba una zona de fuertes turbulencias en el momento del siniestro, pero para provocar la caída del avión las condiciones climatológicas debieron sumarse a un fallo técnico.

Se ha apuntado a un posible fallo del piloto automático, dado que un A-330 de la compañía australiana Qantas sufrió un accidente por este motivo en octubre. El piloto se hizo con el control de la aeronave después de dos caídas bruscas pero, en aquella ocasión, no volaba de noche ni atravesaba una tormenta.

El director de la Oficina de Investigación y Análisis (BEA, en sus siglas en francés) de París, Paul-Louis Arslanian, ha asegurado que la investigación 'se está aproximando al objetivo' de comprender lo ocurrido. 'No podemos decir si tendremos éxito. Parece claro que el avión no podrá ser recuperado por entero', añadió.

La compañía aérea francesa hizo público el jueves que entre los 11 cadáveres que ya han sido identificados figura el del piloto. La prensa francesa afirma que se trata de Marc Dubois, de 58 años, quien, según Air France, tenía a sus espaldas 11.000 horas de vuelo, 1.700 de ellas en aviones A-330 o A-340.

Las labores de identificación se realizan en la ciudad brasileña de Recife, capital del estado de Pernambuco. Francia se encarga de la investigación sobre las causas del accidente, mientras que Brasil es responsable de las labores de búsqueda e identificación de los cuerpos. Esta situación ha suscitado algunos roces: el director del BEA ha manifestado su malestar por el rechazo de las autoridades brasileñas a la participación de un médico de su equipo en las necropsias.

Entre las 11 víctimas ya identificadas se encuentran diez brasileños cinco mujeres y cinco hombres y un varón extranjero, cuyos nombres no han sido divulgados a petición de los familiares. El ministro de Defensa brasileño, Nelson Jobim, ha asegurado que las tareas de rescate continuarán 'hasta que técnicamente se entienda que es la búsqueda es inútil'.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Internacional