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Cae en Italia uno de los capos más peligrosos de la Camorra

A Pagano lo delataron escuchas policiales como las que Berlusconi quiere abolir

SANDRA BUXADERAS

Le pillaron por su afición a leer periódicos recién salidos de imprenta. La policía italiana detuvo en la madrugada de ayer a Cesare Pagano, capo de un poderoso clan de la Camorra que opera desde Italia y España, en una mansión cercana a una playa napolitana. Pagano lideraba a sus 41 años el clan Amato-Pagano, dominaba un potente engranaje de narcotráfico internacional y era uno de los 30 fugitivos más peligrosos y más buscados de Italia.

Había conseguido escapar hasta ahora a dos operaciones policiales. En una de ellas, en mayo de 2009, conducida en Málaga, cayó su cuñado, Raffaele Amato, el otro gran jefe del clan. Pagano había logrado escabullirse por su decisión de dormir de día y vivir de noche. En marzo escapó de una operación en Nápoles, pero dejó tras de sí varios ejemplares de la primera edición del periódico local Il Mattino. La policía vigiló entonces los quioscos abiertos de noche, así como los vendedores ambulantes más madrugadores.

La clave principal para documentar sus actividades criminales, sin embargo, fueron las escuchas telefónicas y los micrófonos-espía autorizados por el fiscal de Nápoles Alessandro Pennaslico, como explicó ayer el jefe de la policía, Santi Giuffrè. El uso de estos dos instrumentos se halla gravemente amenazado por un proyecto de ley impulsado por el primer ministro Silvio Berlusconi, conocido como Ley Mordaza. 'Con la nueva ley, esta investigación no hubiera sido posible', insistió ayer Giuffrè.

Junto a Cesare Pagano, la policía detuvo a su mujer, a su sobrino Carmine, apodado Angioletto, su yerno y dos guardaespaldas. La mansión era de la máxima austeridad, semivacía, con sólo dos elementos irrenunciables para un hombre criado en el sur de Italia: una cocina impecable atiborrada de galletas para el café del desayuno, y una plancha para las camisas. Además, una televisión de plasma y un circuito cerrado de videovigilancia. Desde allí controlaba al clan de Los Secesionistas, llamados así porque a principios de la década se enfrentaron al clan Di Lauro en una sangrienta batalla contada por el escritor Roberto Saviano. Se les llama también Los Españoles porque durante años han operado desde Madrid, Catalunya y la Costa del Sol.

 

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