Cargando...

El Congreso de Brasil aprueba el cese de Rousseff "por Dios y la familia"

Circo en el Congreso

Publicidad

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff. - REUTERS

Actualizado:

SAP PAULO.- Los brasileños salieron el domingo a la calle en clima de fiesta. En Sao Paulo la Avenida Paulista, como viene sucediendo en el último año, se tiñó con camisetas verdes y amarillas y banderas de Brasil para pedir el impeachment de Dilma Rousseff. En el centro de la ciudad, el color era el rojo y las banderas pedían la defensa de la democracia y el “No al Golpe”. No ocurrieron incidentes significativos, cada uno en su espacio y con sus convicciones.

Publicidad

Pero las dos hinchadas estaban preparadas, no tanto en la calle como en el Congreso, donde se jugó un partido que estaba ganado de antemano. De nada sirvieron los esfuerzos del ex presidente Lula da Silva que en las últimas semanas viajó a lo largo del país para dar mítines y negociar cargos a cambio de fidelidad al Gobierno.

Click to enlarge
A fallback.

Seguidores de Dilma Rousseff lamentan la decisión de la Cámara de Diputados de que el proceso que puede llevar a la destitución de Rousseff llegue al Senado, en la playa de Copa Cabana, en Río de Janeiro (Brasil)./ EFE

Circo en el Congreso

En la madrugada del sábado se produjeron los primeros altercados entre los diputados. Un representante de la oposición (PSDB) llamó “ladrones” a los petistas, lo que provocó la ira de uno de ellos que se abalanzó contra el opositor. Un poco más tarde sucedió algo parecido con un diputado del PSOL, partido a la izquierda del PT, al que varios oposicionistas intentaron apartar de un ala del Congreso. La Policía acabó separando a los parlamentarios.  El domingo desde el inicio del día se produjo un espectáculo más propio de Gran Hermano que de una votación del Legislativo. Los parlamentarios pro impeachment disfrazados con la bandera de Brasil, con bufandas verdes y amarillas y carteles en lo que se leía “Ciao querida”, se amontaban frente al micrófono donde se iban a declarar los votos.

Brasileños siguen la votación de la Cámara de Diputados de Brasil./ EFE

Los 367 diputados que ganaron en la Cámara también citaron a su familia en el momento de dar el voto. Nombraron a sus hijos, nietos, padres, tíos, incluso alguno recordó a su suegra para defender su posición contra la presidenta y para “dejar un país mejor para las nuevas generaciones”, otra frase repetida hasta la extenuación. Muchos de ellos aseguraron que votaban para “acabar con la corrupción y el robo”, un argumento como poco contradictorio cuando uno de cada tres diputados del Congreso es investigado por delitos de corrupción, y el propio presidente de la Cámara, Eduardo Cunha es acusado formalmente de lavado de dinero y está a la espera de ser juzgado por el Tribunal Supremo Federal.

Publicidad

Futuro incierto

Poco antes de acabar la votación la presidenta Dilma Rousseff dio un discurso en el que pidió reconciliación: “Nunca ha habido tanto odio en Brasil, tanto fascismo” y recordó la anécdota de una médica que se negó a atender a una niña porque su madre era una política del PT: “No podemos llegar a ese nivel, hay que luchar por respetar la diferencia de opiniones”, dijo.

Una careta de Dilma Rousseff en el suelo tras una manifestación en Sao Paulo. - REUTERS

Hasta que el Senado haga su primera votación el país se queda en una situación delicada ya que Rousseff ha sido apartada de su cargo sólo en una de las Cámaras del Congreso. El vicepresidente todavía no podría formar Gobierno, a pesar de que desde Brasilia afirman que ya están todos los cargos vendidos.

Publicidad

Risas y lágrimas

El final del día acabó en una gran fiesta para gran parte del país. Cuando se alcanzó el voto 342 (cifra necesaria para continuar con el impeachment) se lanzaron fuegos artificiales en las principales capitales brasileñas. Imágenes de la explanada del Palacio del Gobierno en Brasilia mostraban las lágrimas de los manifestantes petistas junto al carnaval verde amarelo organizado por la oposición.

Publicidad