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Los cárteles de la droga declaran la guerra al Estado mexicano

El asesinato de dos niños en Tijuana representa un nuevo paso en la escalada de la violencia

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Hasta esta semana, en México, incluso los narcotraficantes se jactaban de tener honor.

Durante treinta años, los miembros de los cárteles que controlan el floreciente negocio del trafico de cocaína hacia Estados Unidos habían respetado un tabú que se habían impuesto en virtud de un particular código de honor. El que estipulaba que se podía asesinar a diestro y siniestro, pero sólo a varones adultos, nunca a mujeres ni a niños.

El espejismo se rompió el pasado lunes cuando unos pistoleros asesinaron en Tijuana a un niño de tres años y a una niña de nueve, además de herir de gravedad a la hermana de ésta, de 12 años.

Las fotografías del pequeño José Luis Ortiz, acribillado a balazos junto a su padre-a quien al parecer los narcos confundieron con el padre policía de la otra niña muerta- han conmovido incluso a los endurecidos habitantes de Tijuana, ciudad fronteriza donde los ajustes de cuentas a manos de los traficantes son moneda corriente.

En los veinte días que llevamos del mes de enero, 115 personas han perecido a manos de los carteles de la droga. Pero el asesinato de los dos pequeños no parece obedecer al desvarío de algún sicario más violento de lo habitual. Según Víctor Clark, experto en narcotráfico de la Universidad Estatal de San Diego, la masacre de los niños obedece a una 'nueva estrategia' de los narcos.

Los ataques a familias y a niños son, para este especialista, 'una respuesta a los operativos militares del Gobierno contra los cárteles. Quieren sembrar terror y miedo para agobiar a las autoridades'.Desde que asumió el poder hace un año, el presidente Felipe Calderón ha hecho de la lucha contra los cárteles de la droga una de sus prioridades. A ello obedece el despliegue de 25.000 soldados y policías federales para combatir el narcotráfico.

Guerra contra los narcos

En México se habla de guerra contra los cárteles. Mucho más ahora que se ha implicado a los militares en una lucha que, de momento, no está dando los frutos esperados.

'El narco nos declara la guerra'. El título del editorial del prestigioso diario mexicano El Universal es explícito y comienza señalando el salto cualitativo que representan los asesinatos de menores.'Niños, madres, familias completas quedaron ya atrapadas en una guerra cuyo saldo sangriento, se pensaba, sólo afectaría a los policías inmersos en la refriega o a quien anduviera en malos pasos'.

La arrogancia de los narcos no tiene límites, recalca el diario, que recuerda que 'acostumbrados durante décadas a la impunidad, los delincuentes reaccionan con altanería'. Actitud que les lleva a 'buscar un reto con las Fuerzas Armadas', en palabras del secretario de Marina mexicano Francisco Saynez.

Las autoridades mexicanas no lo tienen fácil. Los narcos poseen un armamento que no desmerece al de muchos Ejércitos. Lanzacohetes antitanque y armas antiblindaje, la pistola conocida como 'matapolicías' porque destroza los chalecos antibalas, subametralladoras automáticas que disparan 900 balas por minuto.

La lista es larga. Los narcos tienen armas que a la policía le están vedadas porque la legislación mexicana las prohíbe, armas que proceden de Estados Unidos y que utiliza el Ejército de este país. Y para conseguir estos mortíferos instrumentos los narcos ni siquiera tienen que recurrir siempre al mercado negro. En ocasiones, las compran en estados como Arizona y Texas, donde una legislación más que permisiva ofrece enorme posibilidades. Armas sofisticadas, lucha de clanes por conseguir el control de las rutas del tráfico y una violencia en aumento explican el temor del editorialista de El Universal a un escenario similar al del narcoterrorismo colombiano.

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