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Cesado un alto cargo de Sarkozy por vivir en un palacio a precio de suburbio

El oficial que expulsaba a los sin techo vive en un palacio del Barrio Latino parisino

ANDRÉS PÉREZ

El primer ministro francés, François Fillon, se vio obligado ayer a cesar de manera fulminante al jefe de Gabinete del Ministerio de Vivienda.

La razón no podía ser más espectacular: el mismo funcionario que endosaba operaciones de expulsión de los sin techo se había reservado, para sí y para sus amigos, un auténtico palacio parisiense catalogado oficialmente de piso de protección oficial, y que tenía un alquiler ridículo.

La fuerte polémica que arrastró al alto cargo Jean-Paul Bolufer en sólo 24 horas estalló el miércoles a raíz de una revelación del celebre semanario satírico de investigación Le Canard Enchaîné.

El periódico explicó con pelos y señales que el jefe de Gabinete de la ministra de la Vivienda, Christine Boutin, dispone desde 1981 de un lujoso piso de 190 metros cuadrados en el sector noble del céntrico barrio latino.

Un apartamento así se alquila normalmente por unos 5.000 euros al mes en el sector privado. Como es propiedad de un organismo público y catalogado como de protección oficial, Bolufer no pagaba más que 1200 euros al  erario público.

El escándalo no podía llegar en peor momento para el Gobierno de Nicolas Sarkozy, que ayer se encontraba de viaje en Roma. El sábado pasado, el Ejecutivo empleó mano dura contra los sin techo que intentaban instalar un campamento en París para exigir alojamientos de urgencia y viviendas. La refriega terminó con un manifestante en las aguas del Sena.

Remodelación ministerial

Tras una controvertida operación policial, el mismo Ejecutivo, con la ministra Boutin a la cabeza, intentó mostrar un aspecto más amable al recibir a las asociaciones que ayudan a los sin techo y efectuar una nueva ronda de promesas.

En ese contexto, tras la revelación de Le Canard Enchaîné, François Fillon no tardó ni un minuto en sacrificar al jefe de Gabinete para evitar que los ánimos vuelvan a encenderse.

Cierto es que tanto Fillon como la propia Boutin tienen su vida política condicionada a una inminente remodelación ministerial, con la que el propio Sarkozy espera poder renovar su imagen, ante la dificultad de cumplir su promesa de reanimar la economía.

Bolufer, muy representativo de una generación de la derecha que ha pasado del chiraquismo al sarkozysmo, pareció anunciar ayer que va a vender muy caro su pellejo.

Exigió que la empresa municipal que gestiona en París los pisos de lujo con renta limitada publique sus listas completas de inquilinos y queel Tribunal de Cuentas los investigue. Podría desatar un terremoto.

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