Han apostado por este y otros acuerdos desde el primer momento, y hoy están un paso más cerca de verlo en funcionamiento. Si no hay sorpresas de última hora, el Pleno del Parlamento Europeo aprobará este miércoles en Estrasburgo el polémico tratado comercial entre la UE y Canadá, CETA.

El respaldo al acuerdo en la votación está garantizado, ya que tanto el PP Europeo como el grupo de los Socialistas y Demócratas, donde se encuadra el PSOE, se posicionará mayoritariamente a favor del Comprehensive Economic and Trade Agreement (CETA, en inglés), considerado por activistas y fuerzas políticas como Podemos, IU, ERC o Equo como el "gemelo" del acuerdo entre la UE y EEUU, el TTIP, más conocido y todavía más controvertido.

Después del correspondiente debate, el CETA figura como primer punto del día en el orden de votación, por lo que previsiblemente poco después de las 12:00 horas se confirmará su ratificación. Y esto supone dar luz verde a su implementación provisional, antes de que llegue a los parlamentos de los 28. Según la Campaña estatal no al TTIP, que aglutina a más de 350 organizaciones sociales, ambientales y sindicales, esta activación se producirá en torno al mes de abril.

Y, mientras Ciudadanos confirma a Público que votará a favor del acuerdo, en el PSOE aún no aclaran la posición de sus 14 eurodiputados. Desde la Campaña anuncian que existe cierta división, y presionan para que los socialistas españoles se sumen a parte de sus compañeros de grupo belgas y franceses y rechacen el CETA.

Carta a la Gestora

Este lunes, activistas de la Campaña entregaron en la sede del PSOE en la calle Ferraz una misiva dirigida a la Gestora que controla el partido. La carta recuerda que 3,5 millones de personas han firmado una petición contra TTIP y CETA, que más de 2.100 gobiernos regionales y locales se han declarado contrarios a estos acuerdos, y pide que se posicione contra el tratado con Ottawa.

Paralelamente, los activistas anuncian acciones coordinadas contra el CETA durante la jornada de su ratificación, en Estrasburgo, a las que se unirán miembros de otras organizaciones sociales franceses, belgas, holandeses, alemanes o austríacos.

A pesar de sus críticas o de las peticiones para que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea se pronuncie sobre su legalidad, el CETA ha seguido imparable su marcha desde su ratificación entre Bruselas y Ottawa, el pasado 30 de octubre.

El hecho de que incorpore mecanismos que permiten a empresas canadienses -y filiales de otras estadounidenses- demandar a estados europeos en los que realicen inversiones cuando sus respectivos gobiernos apliquen cambios normativos que perjudiquen a las "expectativas legítimas" de beneficio de estas empresas, es probablemente uno de los puntos más espinosos del acuerdo, que sigue contando con el beneplácito absoluto de la Comisión Europea, y que avanza a toda máquina a diferencia de su "gemelo" estadounidense.