Este artículo se publicó hace 17 años.
China apuesta por la armonía
A falta de elecciones, el Congreso del PCCh, que se celebra cada cinco años y se espera que dure una semana, es el evento político más importante de China. Reunidos en el Palacio del Pueblo, los 2.217 delegados escogerán a los
Andrea Rodés
Prohibida la publicidad de sujetadores, juguetes sexuales y operaciones de aumento de pecho; más de 2.000 anuncios de radio y televisión censurados por utilizar el sexo con fines comerciales; decenas de arrestos, violentas redadas antidrogas y dos activistas pro derechos humanos desaparecidos en la provincia de Hubei, según organizaciones de derechos humanos. Éstos son algunos de los efectos de la cruzada moral china de las dos últimas semanas. El objetivo: garantizar un ambiente estable antes del inicio mañana del 17º Congreso del Partido Comunista Chino, PCCh.
A falta de elecciones, el Congreso del PCCh, que se celebra cada cinco años y se espera que dure una semana, es el evento político más importante de China. Reunidos en el Palacio del Pueblo, los 2.217 delegados escogerán a los 200 miembros del nuevo Comité Central y éstos a su vez decidirán la composición del Politburó que liderará el país hasta 2012. Se espera que el presidente y secretario general del PCCh, Hu Jintao, revalide sus cargos y aproveche este segundo mandato para consolidar sus ideas políticas de “sociedad armoniosa” y “desarrollo científico”.
Indiferencia política
Esta campaña de puritanismo sirve para devolver la atención hacia el PCCh en un país que vive más pendiente del desarrollo económico que de los políticos. “A nosotros nos interesa el Congreso porque somos estudiantes de Políticas” explica Chun Juan-er, estudiante en la Universidad de Estudios Internacionales de Pekín, “pero a la mayoría de los jóvenes de nuestra edad, no”, añade.
En Sancha, una aldea turística a 55 kilómetros de la capital, algunos vecinos no saben quién es Hu Jintao. “Piensan que el presidente es Jiang Zemin, su antecesor”, explica Peter Hessler, corresponsal de la revista The New Yorker en China, que reside temporalmente en Sancha. Pendientes o no del Congreso, lo que sí es cierto es que los chinos se aburren más frente al televisor estos días: programas como Gran Hermano han sido retirados de los horarios de máxima audiencia y sustituidos por otros como Modelos Nacionales de Virtudes: una emisión diaria de cinco minutos dedicada a los ganadores de un concurso de ciudadanos virtuosos.
“La postura puritana previa al Congreso obedece a la idea confuciana de que los dirigentes deben velar por la moral del pueblo”, explica Xulio Ríos, director del Observatorio de Política China del IGADI. El PCCh quiere reforzar su papel protector sobre la sociedad china, que sufre unas diferencias económicas y sociales cada vez mayores. La campaña es un recurso propagandístico para convencer al pueblo que el Estado vela por un mayor bienestar e igualdad. Llevar esta idea a la práctica será uno de los principales temas de debate en el Congreso.
Algunas alas del PCCh, autodenominadas la “nueva izquierda”, han estudiado varios aspectos de la socialdemocracia europea para desarrollar políticas sociales en China. “Prefieren los modelos escandinavos para justificar que una intervención Estatal fuerte permite un alto bienestar social” explica Jørgen Delman, director del Instituto Nórdico de Estudios Asiáticos de Copenhague.
En los años 90, Hu Jintao se empapó de estas ideas, pero se muestra reacio a recurrir a grandes discursos ideológicos como el marxismo y el socialismo. Prefiere hablar de “desarrollo científico” y “armonía social” para defender su política de crecimiento más igualitario. “Esto no quiere decir que en un futuro el PCCh vuelva a recurrir a la ideología para justificar sus políticas”, señala Ríos.
Consejos del PSOE
Consciente de que hay que buscar nuevos modelos políticos, el PCCh envía constantemente delegaciones a las sedes de los partidos socialistas europeos. El PSOE, por ejemplo, firmó en junio de 2006 unos acuerdos de cooperación con el PCCh para el asesoramiento en políticas sociales y de género, en especial de mujeres. “En los encuentros siempre transmitimos nuestro estatus democrático y nuestro respeto por los derechos humanos y la igualdad”, explica Orestes Suárez, coordinador de la Secretaría Federal de Relaciones Internacionales del PSOE.
El Gobierno de Hu Jintao ha repetido en varias ocasiones que es necesario solucionar los graves problemas sociales del país antes de democratizarlo. Otro de los retos del PCCh para los próximos cinco años será responder a las necesidades de sus militantes. Con más de un millón de empresarios afiliados y un creciente número de universitarios en sus filas, el PCCh ya no puede hablar de ser sólo un partido obrero. “Nos piden asesoramiento sobre políticas de acercamiento a la sociedad civil”, explica Suárez. Las delegaciones del PCCh tendrán que buscar nuevas maneras para entender las preocupaciones de sus miembros y ganarse la confianza de una sociedad cada vez más dividida entre ricos y pobres.
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