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China asume el vacío geoestratégico de Trump en América Latina

Pekín dobla su apuesta por el antiguo "patio trasero" EEUU. Espacio del que obtiene materias primas para diversificar su dependencia energética y de abastecimiento, y en el que despliega sus líneas de financiación preferenciales para abordar grandes proyectos.

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El presidente de China, Xi Jinping, junto a su homóloga chilena, Michelle Bachelet. - AFP

MADRID.- China ha desembarcado plenamente en América Latina. Tras un largo decenio, desde 2006, en el que el gigante asiático ha tomado posiciones inversoras en mercados muy selectivos de la región ─táctica que le granjeó el apelativo de ‘la mano invisible’, acuñado desde el Centro de Desarrollo de la OCDE─, el brazo financiero de la segunda economía global ha empezado a sacar músculo. Al son del desamparo político que la futura Administración Trump va a imponer al antiguamente llamado "patio trasero" de EEUU, término propio de la jerga que usa el Departamento de Estado, y que trasladará también a las naciones asiáticas de la otra orilla del Pacífico.

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El presidente chino Xi Jinping ha prometido duplicar el comercio bilateral y triplicar las inversiones con la región para 2025 tan sólo 10 días después de la victoria de Donald Trump en EEUU

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De hecho, el presidente Xi Jinping, escasamente diez días después del triunfo electoral de Trump, se fue de viaje por América Latina. Su tercera visita oficial a la zona desde 2013. Con una marcada agenda comercial e inversora. En pleno desánimo colectivo en países como México, donde las proclamas proteccionistas de la futura Administración de EEUU, con menciones expresas a modificaciones sustanciales en el NAFTA, el área de libre comercio entre ambos países y Canadá, y una amenaza velada para construir un muro fronterizo que contenga los flujos migratorios hacia suelo estadounidense, han hecho tambalear a su divisa, el peso, y distorsionado las relaciones bilaterales. Tampoco en las grandes latitudes del sur han sentado demasiado bien las presiones del lobby agrícola norteamericano para que Trump introduzca tarifas y barreras no arancelarias a materias primas como el etanol o el acero, bienes del que Brasil es el gran productor mundial, o la petición que, desde los Estados del interior que le dieron la llave de la Casa Blanca, le han hecho llegar para que eleve los subsidios y las ayudas a la soja o a los cereales, maniobra que perjudicaría seriamente al sector exportador argentino.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) pone datos a este comercio. Desde 2000, los intercambios con China se han multiplicado por 22, una relación mucho más intensa que con el conjunto del planeta, con el que las relaciones comerciales de Pekín apenas se han triplicado desde entonces. También, a juicio de este organismo de análisis socio-económico regional vinculado a la ONU, la presencia compradora china ha intensificado en un 9% los intercambios entre países de la zona. Hasta el punto de que, en la actualidad, China es el principal socio comercial de Brasil, Chile y Perú.

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“Los bancos chinos se han convertido en los últimos años más en instituciones de inversión que en entidades comerciales”

En el lado inversor destacan megaproyectos de infraestructuras como el Corredor Ferroviario Bioceánico con el que el capital oficial chino pretende unir la costa pacífica peruana con la atlántica brasileña, el Túnel Transoceánico, que conectará los puertos chilenos con los argentinos para facilitar la salida de mercancías por ambos océanos, o el Canal de Nicaragua que, con un desembolso de 50.000 millones de dólares, busca rivalizar con el tránsito naval de Panamá y, de paso, facilitar el acceso y la presencia activa de las firmas chinas en el mercado centroamericano. Para ello, Pekín llegó a conceder, en 2014, créditos financieros que superaron los 94.000 millones de dólares, lo que le ha convertido en el mayor prestamista de la región, hasta prácticamente igualar las líneas crediticias multilaterales del Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Confederación Andina de Fomento (CAF). En especial, a Venezuela, Brasil, Argentina y Ecuador. Sin descuidar a la comunidad centroamericana.

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Basta con apreciar el salto en sus asientos contables de las inversiones en relación a las concesiones de créditos, aclara antes de augurar un incremento de entre el 27% y el 30% de su total de activos en 2016 a este nuevo concepto y de presagiar que el próximo ejercicio “asumirán nuevos riesgos corporativos”. Sobre todo, por ser el encaje que Jinping les ha pedido en su cometido de reorientar el sistema productivo chino, que acaba de publicar el Diario del Pueblo, la voz oficial del régimen de Pekín, en pleno revés de las potencias industrializadas, que acaban de negarle el estatus de economía de mercado después de quince años de su ingreso en la Organización Mundial del Comercio (OMC) y complica su poder de resolución de conflictos en sus paneles de arbitraje y, en consecuencia, su estrategia de dumping comercial.

La actividad predominantemente económica de China en América Latina “tendrá consecuencias geoestratégicas a largo plazo para EEUU y Europa”

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Pero no sólo la financiación estatal está inmersa en este proceso. También el sector empresarial chino opera a pleno rendimiento. Desde 2010 ─dice Cepal─, sus compañías han invertido, de media, 10.000 millones de dólares anuales en América Latina, con presencias accionariales estratégicas en industrias como la energética o la minera. Eso sí, sin demasiada conciencia medioambiental ni garantías de empleo o salariales, matiza. Aunque con gran margen de maniobra si su principal inversor, EEUU ─que acaparó en 2015 el 25,9% de los flujos de capital a la región (Holanda con el 15,9% y España con el 11,8% completan el pódium inversor)─ inicia con Trump el esperado repliegue táctico. Sólo en Brasil, en los últimos años, la china State Grid compró el 23% de las acciones de CPFL, la energética de la mayor economía latinoamericana; mientras se formalizó la alianza entre la brasileña WTorre y el emporio internacional ChCCCI para construir el Puerto de Marañao, al norte del país, el banco de inversión Fosun adquirió el control de Rio Bravo, referente en la gestión de activos o, al igual que otra entidad financiera china (BC) se hizo con el 80% de la prestamista brasileña BBM.

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