Balance mixto para Hillary Clinton durante el fin de semana. El partido demócrata no respaldó el sábado la idea de contar todos los votos de los estados rebeldes de Florida y Michigan, castigados por celebrar sus primarias antes de tiempo, primarias que ganó la candidata. Pero Puerto Rico le endulzó el domingo al otorgarle una nueva victoria ante su rival.

Clinton se impuso a Barack Obama por un amplio margen,s egún primeras estimaciones. La ex primera dama tiene así un nuevo argumento para subrayar las flaquezas de su contrincante: escasamente popular entre los obreros blancos y casi desconocido entre los hispanos.

Puerto Rico (y sus 55 delegados) tienen una situación algo peculiar: los cuatro millones de habitantes que viven en la isla (otro cuatro viven en Estados Unidos) pueden votar en las primarias pero no pueden hacerlo en las presidenciales al ser un estado asociado.

Mañana se pronuncian Montana y Dakota del Sur en la muy esperada última etapa de las primarias. Pase lo que pase, el resultado no cambiará la inevitable nominación de Obama. La única duda es cuando y donde Hillary Clinton reconocerá su derrota.

Reparto salomónico

Sus asesores indicaban el sábado que podrían recurrir las conclusiones del partido. “Va a realizar las consultas necesarias”, indicó Harold Ickes, dando a entender que la candidata podría seguir en la carrera hasta la convención.

El sábado la cúpula del partido llegó a la decisión salomónica de admitir a todos los delegados de Florida y Michigan pero sólo darles la mitad de los votos. Clinton contaba con esos estados para acortar las distancias con su rival aunque a estas alturas ya nadie sabe muy bien para qué.