Este artículo se publicó hace 13 años.
El CNT lanza el asalto final a Sirte mientras la población agoniza
El hospital Ibn Sina se ha convertido en un frente de batalla. El Consejo de Transición dice que intenta abrir un corredor humanitario al centro médico
Aterrorizadas y hambrientas, decenas de familias que a duras penas han sobrevivido al asedio a Sirte siguen escapando de la ciudad a bordo de vehículos agujereados por las balas. Detrás de ellos quedan tres semanas de horror abandonados a su suerte, pues los combates han impedido a las agencias humanitarias penetrar en la ciudad que vio nacer a Muamar Gadafi.
El "desastre" humano que describía Nada, un médico local que logró escapar el pasado martes, está alcanzando cotas tales que las milicias del Consejo Nacional de Transición (CNT) han anunciado que están ultimando el ataque "final" a la ciudad. En ella, los pocos pero bien armados soldados leales que le quedan al dictador depuesto se defienden con ferocidad.
El lunes, las fuerzas militares del CNT decidieron interrumpir sus ataques para permitir que la población abandonase la región. Sin embargo, el portavoz militar de las nuevas autoridades libias, Ahmed Bani, reconoció que el temor a causar aún más daño a los civiles que siguen cautivos de la guerra en el centro y en algunos barrios residenciales de la ciudad es el principal freno a sus planes.
Las declaraciones de los nuevos responsables libios, que expresaron su preocupación por los civiles, no fueron, sin embargo, óbice para que las milicias del CNT reanudaran los bombardeos a las posiciones de los gadafistas, con el apoyo de los aviones de la OTAN, que sobrevolaron el centro de Sirte.
Sin oxígeno ni combustibleEn medio de la impotencia de las agencias humanitarias -a la espera de poder entrar en Sirte después de que el lunes un convoy de la Cruz Roja tuviera que desistir de ello por los combates-, un lugar centró el temor por la población civil de la ciudad: el hospital Ibn Sina (Avicena).
"En el hospital Ibn Sina sólo quedan tres médicos", explica un joven
En este centro, los pacientes, muchos con heridas graves causadas por la guerra, están muriendo en las mesas de operación después de que los generadores del hospital se hayan quedado sin gasolina y sus almacenes sin oxígeno.
El Ibn Sina se ha convertido en un frente de batalla. Los proyectiles de ambos bandos llueven sobre el centro. "Están atacando el hospital. Dos niños han muerto allí y [los dos bandos] se alternan para tirotearlo", explicó a Reuters un médico que se identificó como Nada.
Los responsables de las fuerzas del CNT aseguraron que están tratando de abrir un corredor humanitario hasta el hospital para socorrer a quienes allí se encuentran. De momento, no lo han conseguido; según estos responsables debido a las decenas de francotiradores de las fuerzas gadafistas apostados en los edificios contiguos al centro médico para impedir cualquier tentativa de ataque.
Ahmed Bani, el portavoz militar del CNT, declaró al canal de televisión Libya TV, con sede en Doha, que uno de los hijos más temidos de Gadafi, Mutassim, se ha refugiado en este hospital. Bani sostiene que Mutassin, a la cabeza de un grupo de "asesinos y mercenarios", intenta así evitar ser blanco de un ataque del CNT y sobre todo de los aviones de la Alianza Atlántica.
El personal médico que a las afueras de Sirte presta auxilio a los desplazados enfermos y exhaustos que escapan de la localidad, relató que algunos de estos civiles han comprobado cómo los pasillos del Ibn Sina están atestados de pacientes. De acuerdo con estos testimonios, sólo los soldados leales a Gadafi y los miembros de su tribu (la Gadafa) reciben asistencia médica.
"Lo que ocurre en el interior de Sirte es inimaginable", dice Masoud Awidat
El padre de Ali Durgham, un joven que abandonó Sirte junto con su familia, ni siquiera la necesitó. Un proyectil que impactó contra una mezquita lo mató en el acto el lunes: "Murió en mis brazos y lo enterramos ayer", se lamentaba su hijo deshecho en lágrimas.
Un tío del joven, que resultó herido grave en el mismo ataque, está ahora en el Ibn Sina, un lugar del que Ali está decidido a sacarlo. A pesar del peligro, este joven afirmó que mañana mismo volvería a Sirte para rescatar a su tío: "[El hospital] está siendo atacado con misiles y además está invadido por la basura; sólo hay tres médicos para atender a los pacientes".
"Lo que sucede allí es inimaginable", deploró Masoud Awidat, otro civil de Sirte, a Reuters. "Cada día es peor. No hay comida, los incendios se suceden y las viviendas están destrozadas", relató Awidat. Varios testigos contaron cómo dos familias que trataban de huir de la ciudad murieron cuando varias granadas impactaron contra sus coches.
La toma de Sirte se retrasa; también lo hace la formación del Gobierno interino libio. El lunes, el presidente del CNT, Mustafá Abdeljalil, anunció una remodelación del Comité Ejecutivo con pocos cambios. Mahmud Yibril sigue siendo primer ministro, pero ha prometido dimitir en cuanto Sirte, cuna de Gadafi y uno de los últimos bastiones de su régimen, caiga en manos del CNT.
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