Este artículo se publicó hace 13 años.
¿Quién cobrará la recompensa de 25 millones de dólares por Bin Laden?
El soplo que permitió localizar al líder de Al Qaeda partió de un detenido en Guantánamo, lo que impediría cobrar el dinero
La obsesión de EEUU por atrapar (vivo o muerto) a Osama Bin Laden, al que consideraba el terrorista más peligroso del planeta, llevó a la Administración norteamericana a recurrir a cualquier método para conseguir su objetivo: dado por descontado el militar, quedaba el económico.
Desde hace diez años todo aquel que facilitase información —quedaban excluidos los empleados del Gobierno, fueran civiles o militares y los detenidos en la cárcel de Guantánamo—, que condujera hasta Bin Laden recibiría una recompensa de casi 17 millones de euros (25 millones de dólares).
En julio de 2007 el Senado pidió incrementar la cantidad hasta los 33,7 millones de euros (50 millones de dólares), aunque 'oficialmente' nunca se llegó a plasmar esta oferta. La primera, días después de los atentados del 11-S, fue de 4,7 millones de euros (7 millones de dólares).
Bin Laden ha muerto a manos de los Seals, la unidad de élite de la Infantería de Marina de las Fuerzas Especiales de EEUU. ¿Y el botín? Por el momento la Administración Obama calla sobre si contó, o no, con la colaboración de un informante.
La versión oficial sostiene que uno de los detenidos en Guantánamo reveló en agosto pasado el nombre en clave de un mensajero de Bin Laden.
EEUU ha pagado en los últimos años cien millones de dólares por pistas fiables
La CIA logró indentificarle y comenzó a seguirle hasta la residencia donde, el pasado domingo, Bin Laden fue abatido. El premio, por tanto, quedaría 'desierto'.
¿Quién paga?En caso de que existiera un 'soplón' que hubiera facilitado la localización del líder de Al Qaeda, el botín lo abonaría el Departamento de Estado de EEUU. No sería el único pagador: la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APA) y la Asociación de Transporte Aéreo (ATA) también ofrecieron, cada una, un millón de dólares por una pista fiable. En total, la 'garganta profunda' se llevaría, como poco, 27 millones de dólares.
De lo que caben pocas dudas es que la delación ha hecho millonarias a bastantes personas. Desde que fue creado en 1984, el programa Rewards for Justices (Recompensas por Justicia), dirigido por la Oficina de Seguridad Diplomática del Departamento de Estado, ha abonado 100 millones de dólares a 60 'chivatos' o informantes.
Víctimas de los que cayeron por un chivatazo remunerado figuran Uday y Qusai Hussein, hijos de Sadam Hussein, Ramzi Yousef, cerebro del ataque con bombas al World Trade Center de Nueva York en 1993, que mató a seis personas y dejó más de mil heridos, o Mir Aimal Kansi, que en 1993 mató a dos personas y causó lesiones permanentes a otras tres en un semáforo frente a la sede de la CIA. Fue ejecutado el 14 de noviembre de 2002.
El cobro del 'botín' implica sortear varios trámites burocráticos
El programa recompensa a las personas que proporcionan "información procesable que el encarcelamiento de terroristas o prevenir actos de terrorismo en el mundo internacional", según un comunicado publicado en su página de Internet.
El programa se limita a informar si se pagó la recompensa, pero no menciona la identidad del beneficiario: cómo se abona y quién lo recibe es secreto de Estado.
TrámitesConseguir la recompensa no es un mero trámite. Implica superar un largo proceso burocrático cuyos pasos deben recibir el visto bueno de varias partes. Primero el Departamento de Estado o la CIA deben 'nominar' al informante. Una vez conocida la identidad, un Comité examina la nominación y determina si cumple todos los requisitos. En caso de recibir el visto bueno, pasa a la Secretaría de Estado, que fija la cuantía definitiva de la recompensa. La cantidad puede subir, nunca bajar.
Pocas veces se alcanza la cifra que se ofreció por Bin Laden. Alta, pero no para tanto: según revela The New York Times, EEUU ha estado pagando a Pakistán del orden de 1.000 millones de dólares al año para sufragar operaciones de contraterrorismo, cuyo fin último era la detención o muerte de Bin Laden.
25 millones de dólares no dejan de ser, por tanto, migajas.
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