Este artículo se publicó hace 12 años.
Comicios ardientes en Senegal
El anciano Abdoulaye Wade puede con todo, y con todos, y mantiene su candidatura a las elecciones bajo un prisma de expectación y acusaciones de fraude
Un día antes de las elecciones en Senegal, podríamos decir que sigue reinando la teranga -hospitalidad en wolof, la lengua mayoritaria- aunque se palpa la tensión en el ambiente. Durante las últimas semanas el país -y especialmente su capital, Dakar- ha oscilado de la violencia a la pasividad a velocidad de crucero, evidenciando que los senegaleses se alteran y se calman con la misma facilidad. Se mantiene la liturgia de los movimientos sociales Y'en a marre y el M23 pero sin un seguimiento efectivo y con la oposición fragmentada. "Mucha palabrería y poca acción", opinan los manifestantes.
Muchos apuntan a que la oposición debería haberse aglutinado en lugar de hacer carrera en solitario, mientras que otros dicen que ya está cocinado el 54% de los votos para que el actual presidente, Abdoulaye Wade (de 86 años), gane en la primera vuelta. "El rumor está ahí" comentaba sin confirmar ni desmentir una fuente oficial a Público, "lo aseguran los propios miembros del partido".
Posible coalición en la segunda vueltaResulta bastante complicado hacer una estimación de lo que pasará mañana, ya que los sondeos pre electorales están prohibidos. Entre los 13 candidatos que pueden tumbar la hegemonía del líder del Partido Democrático Senegalés (PDS) destacan cuatro nombres con promesas idénticas: la adecuación de los salarios a una vida encarecida, reducción del desempleo (que sobrepasa el 50%), impulsar sanidad y educación, reestructuración agrícola y reabastecimiento energético. Se trata de dos ex miembros del PDS -Macky Sall e Idrissa Seck- y dos ex ministros del presidente Abdou Diouf, Moustapha Niasse y Ousmane Tanor Dieng.
Moustapha Niasse, líder de la Alianza de las fuerzas por el Progreso (AFP), Ministro de Exteriores con Diouf, Primer Ministro con Wade y Alto Consejero de la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas, es uno de los más preparados, aunque su campaña política ha sido mediocre. En los comicios de 2000, cedió a Wade los votos de la AFP en la segunda vuelta (un 16,8%) con el fin de acabar con el gobierno de Diouf.
En 2007 sólo alcanzó un 5,93%. Por otro lado, la carrera política del candidato del Partido Socialista, Ousmane Tanor Dieng, se remonta al inicio de la democracia en Senegal con el primer presidente, Leópold Sédhar Sengor. Con Diouf ejerció como Secretario General del partido y en 2007 fue el tercer candidato más votado con un 13,56%. El hombre también muy formado pero que se antoja anticuado.
Los más activos en el panorama social y la prensa nacional son Idrissa Seck y Macky Sall, quienes tras ocupar el cargo de Primer Ministro (el primero de 2002 a 2004 y el segundo de 2004 a 2007) se alejaron de la estela del PDS frustrados por el empeño de Wade de hacer de Karim el siguiente líder del partido. En 2007 Idrissa Seck, a la cabeza del Rewmi (La Nación), fiel a su intención de acabar con Wade, obtuvo el apoyo del 14,86% de la sociedad, constituyéndose como la segunda fuerza política. Durante los últimos días estuvo presente en las protestas de Dakar, lidiando contra los lacrimógenos como un manifestante más. Junto con Niasse, es uno de los más aclamados por los movimientos sociales aunque también se conoce su afán de protagonismo en la prensa.
El último desencantado ha sido Macky Sall, candidato de la Alianza por la República (APR), quien pasó por varios ministerios durante las dos legislaturas de Wade hasta su escisión del partido en 2008. Llega a las elecciones muy bien posicionado y sería un posible ganador de celebrarse una segunda vuelta.
Pese a todo, ninguno de ellos es capaz por sí mismo de alcanzar la popularidad de Wade, por lo que la para destronarle sería necesaria una coalición en la segunda vuelta. Irónicamente, Wade podría perder el poder de la misma manera en la que llegó en el año 2000: con un 58,1% del escrutinio gracias al aglutinamiento a su favor buscando el derrocamiento de Diouf, quien asumió su derrota y pasó el testigo de manera pacífica.
Bien por resignación o por desánimo, la cólera de finales de enero cuando el Tribunal Constitucional aceptó la tercera candidatura de Wade e invalidó otras tres (entre ellas la del cantante Youssou N'Dour, herido en una pierna en una protesta reciente), no fue repetida hasta el 15 de febrero. Durante cuatro días la ciudad se convirtió un en campo de batalla en el que lacrimógenos, pelotas de goma y piedras volaban en todas direcciones, cobrándose la vida de 8 personas y decenas de heridos. Pero este escenario, lejos de cobrar fuerza, ha ido desapareciendo en la recta final. No obstante, la preocupación internacional ha hecho que varios líderes africanos como el ex presidente de Nigeria, Olusegun Obasanjo y el Primer Ministro de Togo, Kofi Sama, se trasladasen al país con el cometido de mediar entre gobierno y oposición y garantizar unas elecciones seguras y transparentes.
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