Este artículo se publicó hace 13 años.
Comienza el desmantelamiento de uno de los muros de separación en Palestina
Una resolución judicial obliga a Israel a cambiar el trazado de la verja que separa a la población de Bilín de sus tierras de cultivo
Es una pequeña victoria, pero aún insuficiente para recuperar las fronteras de su país. Tras casi seis años de protestas semanales en la aldea palestina de Bilín y cuatro de una resolución del Supremo israelí, esta semana ha comenzado el desmantelamiento de una sección del muro de separación en Cisjordania. Excavadoras y grúas han iniciado en los últimos días las labores para desmontar varias estructuras que conforman la verja de separación en esa aldea, cuatro años después de que el Tribunal Supremo de Israel dictaminara que su trazado debía ser cambiado, informan hoy medios locales.
Los vecinos de Bilín, convertida en símbolo de la lucha no violenta contra el muro de separación israelí y que desde hace seis años se manifiestan todos los viernes en contra de la medida, habían quedado separados de sus tierras de cultivo. A las protestas semanales se sumaban activistas de izquierda israelíes y de todo el mundo en una acción que en ocasiones se tornaba violenta, con el lanzamiento de piedras y los disparos de gases lacrimógenos y fuego real por parte de las tropas israelíes. En los años de protestas murieron dos palestinos y numerosas personas resultaron heridas, entre las que se cuentan periodistas.
El propio ministerio de Defensa israelí comenzó a retirar aproximadamente tres kilómetros de barrera que discurre al oeste de Bilín y se espera que los trabajos concluyan a finales de la próxima semana. Con todo, activistas contra el muro de separación israelí han convocado para el próximo viernes a una multitudinaria manifestación en Bilín para continuar protestando contra el nuevo trazado de la verja, que aseguran continúa bloqueando a los agricultores el acceso a numerosas hectáreas de tierra pertenecientes a la aldea.
Israel comenzó en 2002 a levantar la barrera de unos 700 kilómetros, que en un porcentaje importante se adentra en el territorio ocupado de Cisjordania -y que en algunos tramos consiste en un muro de hormigón de hasta ocho metros de altura-, con el objeto de añadir territorio palestino a Israel y dificultar el libre desplazamiento de la población palestina.
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