En julio de 2000, el Concorde 4590 de Air France despegaba del aeropuerto Charles de Gaulle de París envuelto en llamas para estrellarse minutos más tarde. Diez años después de la catástrofe que acabó con la vida de 113 personas hoy comienza el juicio que debe buscar al responsable.

En la localidad de Pontoise, la compañía estadounidense Continental y otros cinco demandantes se sientan en el banquillo. El motivo de que Continental esté en el juicio se debe a que un informe francés aseguraba que una pieza metálica de un avión de dicha compañía impactó contra el Concorde provocando el accidente.

La empresa de EEUU lo niega y sostienen que tienen pruebas de que el avión supersónico se incendió antes del impacto de la pieza.

Todos los Concorde quedaron confiscados hasta que una investigación demostró que uno de los neumáticos del aparato se reventó causando un agujero en uno de los tanques de combustible, provocando el fuego posterior. Air France se ha librado del proceso, no obstante. Aunque se demostraron los problemas de mantenimiento, los abogados siguen pensando que estos fueran la causa del accidente.

La mayoría de los pasajeros en aquel vuelo eran turistas alemanes que viajaban a Nueva York, desde donde partirían en un crucero de lujo por el Caribe. Los nueve miembros de la tripulación, de nacionalidad francesa, murieron en el siniestro.

El proceso promete ser largo, entre tres y cuatro meses. Durante todo este tiempo, expertos y contra expertos, abogados y fiscales debatirán sobre las causas del accidente.