Este artículo se publicó hace 17 años.
Los conductores argentinos quieren emular a Fangio
Este año han muerto hasta septiembre más de 6.000 personas en la carretera, situando al país a la cabeza mundial de los accidentes de tráfico.
La falta de apego a las reglas, el alcohol y el gen corredor de Fangio que todos los argentinos creen llevar dentro cuando toman el volante están detrás de los lamentables índices que colocan al país a la cabeza mundial de los accidentes de tráfico. Hasta septiembre de 2007 ya van 6.074 muertos, a una media de 22,08 por día.
Éste es el balance difundido en el Día Mundial de las Víctimas de Tránsito, que el domingo reunió a asociaciones de familiares y amigos de víctimas que reclaman apoyo para prevenir los siniestros y para repudiar la "indiferencia ciudadana".
Pese a ser la principal causa de muerte no natural del país, los siniestros de tráfico ni siquiera aparecen entre las prioridades de los argentinos, más preocupados por la inseguridad, el empleo, la inflación y la educación. En la campaña presidencial, no se mencionó ni una vez por ninguno de los catorce candidatos.
Las cifras, sin embargo, son escalofriantes. Casi cada hora hay una persona que no llega a su destino y que pasa a formar parte de las estadísticas. Según la Asociación Luchemos por la Vida, en la última década murieron 75.000 personas.
Plan de seguridad vial
Para el Defensor del Pueblo, Eduardo Mondino, "la sociedad y los poderes políticos su-bestiman el tema". Para cambiar eso, junto a treinta ONG, impulsa el plan de seguridad vial bajo el lema "Porque la vida vale".
Entre las líneas maestras, pide que se declare la emergencia vial en todo el país durante dos años y la creación de una autoridad nacional que monopolice la expedición de carnés y que dependa directamente de Presidencia. El objetivo de recolectar las 400.000 firmas necesarias para llevar la cuestión al Congreso está cerca.
De prosperar el proyecto, "con una política de shock se puede revertir la tendencia y se verán los resultados rápidamente", afirma. "Basta con entender que la mayor parte de los accidentes suceden los fines de semana por la noche, ya que los centros de diversión nocturna de los jóvenes se trasladaron fuera de las urbes.
Cuando salen, borrachos, van por las avenidas y autopistas como pilotos de F-1. Eso es una locura", se indigna. Para solucionarlo propone que en cada peaje y en cada salida de las discotecas haya un control: de alcoholemia, del estado de los vehículos y del cumplimiento de los horarios de los conductores de autobuses, camiones y taxis.
Carné por puntos
Tan sólo el jefe de Gobierno porteño electo, Mauricio Macri, introdujo el tema vial en la campaña municipal, impulsado por su compañera, Gabriela Michetti, quien sufrió un accidente en 1994 que la dejó parapléjica. El gobernante apoya la ley de tránsito, paralizada en el Congreso desde la semana pasada tras el enfrentamiento entre la policía y los sindicatos de taxis, autobuses y camiones, que rechazan el carné por puntos. La batalla a pedradas, palos y balas de goma dejó a 22 policías y a cinco sindicalistas heridos.
Pese a la amenaza de un paro general para el 29 de noviembre, Macri anunció que seguirá adelante con el mencionado carné, que constará de veinte puntos. Saltarse un semáforo en rojo, tan común como tomar mate con amigos en estas tierras, restará la mitad del crédito. Conducir ebrio o a gran velocidad significará la pérdida de hasta 14 puntos.
Para Jorge Viviani, líder de los taxistas, es "una medida recaudatoria". El representante denunció que "no hubo diálogo" con los gremios antes de discutir la ley. Argumenta que la cantidad de horas que los taxistas pasan en la calle eleva las posibilidades de cometer infracciones. De hecho, según el Centro de Experimentación y Seguridad Vial, la conducción temeraria de los conductores de buses y camiones en la ciudad se refleja en los datos: son responsables de un tercio de las muertes y cuadruplican las infracciones de los particulares. Lo que no responde Viviani, quizás por temor a sonrojarse, es qué tipo de inmunidad tienen los conductores de autobuses para tener 24.623 infracciones acumuladas por saltarse semáforos en rojo.
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