Este artículo se publicó hace 11 años.
La convulsión social lleva a Egipto al borde de una crisis alimentaria
A Egipto le quedan reservas de trigo importado para dos meses, por lo que la escasez de este alimento básico es más grave de lo que el presidente depuesto, Mohamed Mursi, reveló meses antes de ser derrocado por los militares.
Esto coloca al país del Nilo, que acaba de sufrir un golpe de Estado y se encuentra inmerso en un clima de inestabilidad política y un aumento de la tensión social que cada día da más pasos hacia un conflicto civil, al borde de una crisis alimentaria, según ha advertido la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
En declaraciones a la agencia Reuters, cerca de la medianoche en una tienda de campaña durante una vigilia de protesta donde miles de partidarios de Mursi exigen su vuelta al poder, el ex Ministro de Suministros, Bassem Ouda, dijo que el Estado almacena sólo 500.000 toneladas de trigo importado.
Hay que tener en cuenta que este país norteafricano es el mayor importador mundial de trigo, y que el Estado distribuye pan a sus 84 millones de habitantes en forma de subsidios. El control de las reservas de trigo en Egipto era un tema de vital importancia para el Gobierno de Mursi, ya que la aguda crisis económica que atraviesa el país ha mermado sus divisas y le ha impedido importar el cereal necesario hasta el punto de que las importaciones se detuvieron.
Durante estos dos años y medio de agitación política, los inversores han perdido la confianza en Egipto y los turistas ha dejado de acudir. Las divisas escasean y las importaciones de alimento y combustible son cada vez más difíciles.
Aún así, la FAO calcula que las necesidades de importación de cereales para 2013 y 2014 en Egipto seguirán siendo similares al del año pasado, a pesar de las buenas perspectivas de su propia cosecha, que está finalizando. Después de la compra de 3,7 millones de toneladas de la cosecha nacional, el País cuenta con otros tres millones de toneladas de grano de su cosecha que aún queda en sus reservas, dijo Ouda.
La práctica habitual en Egipto es mezclar el trigo de producción nacional -con menor cantidad de gluten- a partes iguales con grano importado, para producir harina adecuada para elaborar pan. El exministro Ouda dijo que el gobierno de Mursi ha tratado de aumentar la proporción de trigo nacional, pero no dice que el Gobierno dejó de subvencionar la harina para subvencionar el pan, el producto final, suponiendo en muchos casos que los agricultores con cubran los gastos de producción.
En un año normal, Egipto importa unos diez millones de toneladas de este cereal, pero desde febrero, no se había vuelto a comprar más, suponiendo la ausencia más larga en el mercado en lo que va de año. Sin embargo, la víspera del derrocamiento de Mursi, se compraron 180.000 toneladas que se entregarán en agosto.
El gobierno dijo que el 26 de junio había tres millones y medio de toneladas de grano en total, pero no reveló la cantidad de que se importó. Desde Mursi fue derrocado, los Emiratos Árabes, Arabia Saudí y Kuwait han prometido 12.000 millones de dólares en efectivo, préstamos y combustible, lo que según los economistas, da varios meses de respiro para corregir las finanzas y evitar una crisis alimentaria en el país más poblado del mundo árabe que, poco a poco, se encamina si no a una guerra civil, a un clima de inestabilidad y conflictividad social y política que se alargará en el tiempo.
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